La Biblioteca Municipal José Canelo de Malpartida de
Plasencia
(De los
orígenes a 1987)
La Biblioteca Municipal José Canelo de Malpartida de Plasencia es, sin duda, un elemento patrimonial de gran relevancia para el pueblo chinato. Ubicada en la parte norte de la Casa de la Cultura Maestra Josefa Canales, ocupa un amplio espacio de la segunda planta, complementado con otras dependencias del edificio. Abierta diariamente en horario de tarde, dispone de una amplia sala de lectura, incluido un espacio infantil; alberga abundantes fondos bibliográficos, y mantiene un más que notable trasiego de lectores. Además, lleva funcionando en la actual ubicación desde el año 1987, pero sus orígenes son más lejanos en el tiempo, y tuvo otros emplazamientos. Nació tres décadas antes tras una intrincada gestación en lo referido al inmueble donde se instaló: la casa del pintor emigrado a Hispanoamérica José Canelo Serrano, sita en la intersección de la entonces calle Oro (hoy, Expo 92) con la calle Naranjillo.
José Canelo en su estudio de Buenos
Aires, h. 1950
El pintor
autodidacto José Canelo, personaje singular, intrépido y aventurero, hubo de abandonar
el pueblo buscando horizontes más propicios. A principios del siglo XX, dejó
atrás casa y esposa, y
con ligero hatillo emprendió su peculiar conquista americana. “Optimista,
simpático, bohemio y jacarandoso”, en apreciación de su sobrino Manuel García
Díaz (don Manolo), se aventuraba a cruzar el proceloso océano para hacer las
Américas y al mismo tiempo hacerse alguien. Y, allende los mares, recaló en Cuba,
primero, y, tras fugaz
tránsito por Nueva York y Centroamérica, echó raíces nuevas en la capital de
Argentina, donde, con la savia de acá y viudo
en la distancia, contraería segundas nupcias con la también emigrada de
Malpartida de Plasencia, Eulalia Muñoz, con la que tuvo tres hijos: Buenos
Aires, José Rosedal y Francisco.
José
Canelo mantuvo un interesante (e interesado) intercambio epistolar con algunos amigos y familiares, donde,
a mediados de los cincuenta, alcanza gran protagonismo el empeño de liberar del
inquilino la casa mencionada. En principio, su deseo era venderla, pero se
interpuso la actitud intransigente del ocupante, José Serrano García (Pepe
“Cloti”, como lo llamaban los vecinos por estar casado con la maestra Clotilde
Mateos del Caño, doña “Cloti” para el vulgo), el cual pretendía quedársela a la
baja. El pintor recurrió a su amigo Justo Vivas Recio, a quien involucró en las
enrevesadas gestiones llevadas a cabo con el renuente José Serrano. Con todo, aquella
engorrosa situación se solventaría el mismo año del fallecimiento de José
Canelo, quien, a principios de 1957, ofrecía donar el inmueble al
Ayuntamiento para la creación de un centro cultural (biblioteca-museo) en
beneficio, principalmente, de la formación de los niños de su pueblo.
La Corporación municipal de Malpartida de Plasencia había aceptado del pintor chinato residente en Buenos Aires aquel ofrecimiento en “beneficio de los niños y las niñas de la población orientado a la cultura” (sic), según había manifestado por carta en febrero. El 21 de mayo, el alcalde, Francisco Rodríguez Barrado, presentó al pleno la escritura en la que se formalizaba la donación efectuada por José Canelo Serrano de la casa sita en la calle Queipo de Llano, 8. Por unanimidad, se aceptó el inmueble para Biblioteca Museo y se declaró “finca urbana de utilidad pública”. No obstante, enseguida surgieron algunos intentos para impedir dicha operación. Así, la reclamación de familiares de Alfonso Morán y Emilia Lacalle, compadres del artista, con quienes José Canelo tenía contraída deuda de sus años en Cuba, y ante los cuales el pintor, caso de no saldarla con dinero, habría respondido (en 1940) otorgándoles la casa de Malpartida de Plasencia mediante poder notarial. Más delante, y en más de una ocasión, también reclamaría la propiedad de la casa Claudia Díaz González, hija de Telesforo Díaz Maroto y sobrina de María González Silva, primera esposa de José Canelo.
Inauguración
de la Biblioteca José Canelo, a. 1959 (Archivo Municipal MPL)
Tanto en
1957 como en 1959 (cuando ya la biblioteca estaba creada), el Ayuntamiento,
basándose en la voluntad expresada por el único propietario de la casa en
documentos oficiales y en el poder notarial de donación del pintor al pueblo de
Malpartida, desestimó las aspiraciones hereditarias de Claudia Díaz. A mediados
de 1960, el vecino Pelayo Lacalle reclamaría al Ayuntamiento la cantidad de
5000 pesetas, en concepto de pagos por contribuciones efectuados, años atrás,
por la casa. Basaba la petición en que su hermano político, el citado más arriba
Alfonso Morán García, había prestado algún dinero a José Canelo en Cuba hacía
mucho tiempo; y aportaba una carta del artista (6-10-1938) al médico Nazario
Muñoz Manzano, en la cual se recogía esta circunstancia, y una copia del
documento donde Alfonso Morán apoderaba a su cuñado para efectuar la
reclamación. Sin embargo, la Corporación no se consideraba obligada a pagos de
ninguna clase y, en el mes de julio, dictaminaba no indemnizar ninguna cantidad
al señor Lacalle, pues las cuentas que hubieran podido existir entre José
Canelo y Alfonso Morán en las lejanas tierras de los indianos no afectaban al
Ayuntamiento.
Decía en
líneas anteriores que las gestiones descritas ocurrieron el mismo año del
fallecimiento del benefactor José Canelo, ocurrido el 12 de septiembre de 1957,
según informaría a la Corporación, por carta de 26 de octubre desde Buenos
Aires, el hijo del pintor, Francisco Alfonso Canelo Muñoz. Al expresar a la
familia el sentimiento de condolencia de la corporación, se recordó y reiteró
el “acuerdo reciente” del Ayuntamiento para dar el nombre de José Canelo a una
calle y al Coto Escolar.
En marzo
de 1958, fue aprobado el Reglamento que
debería regir la biblioteca, elaborado por la Comisión de Educación y Cultura.
Sin embargo, hasta diciembre no se sacaría el concurso para cubrir el cargo de
bibliotecario. Solicitaron el puesto cuatro aspirantes: Valentín Mirón Sánchez,
Bautista Fernández García (farmacéutico en el pueblo), Julio Canabal Gallego
(administrador local de Correos y Telégrafos) y Francisco Sánchez Borja
(maestro nacional en la localidad). Tras
las deliberaciones y análisis de los documentos y títulos aportados por los
concursantes, fue nombrado, por mayoría, para el cargo de bibliotecario Julio Canabal
Gallego. Fungía entonces de alcalde Valentín Paredes Mirón. Cuando se
preparaban los actos de las inauguraciones periódicas que tenían lugar,
generalmente, con motivo del 18 de julio, presididos por el gobernador civil de
la provincia, los documentos de la alcaldía recogen cómo, antes de la visita
del mandatario, debería estar amueblada
la biblioteca, así como aumentados sus fondos con dos mil volúmenes por el
Centro Coordinador de Bibliotecas de la provincia de Cáceres, dirigido entonces
por el catedrático de lengua y literatura Víctor Gerardo García Camino.
Debidamente instalada y con amplio catálogo de obras, se habían invertido en la
Biblioteca y Museo José Canelo 235.000 pesetas.
Sede de la biblioteca José Canelo
hasta 1977
En la
primera ubicación de la calle Queipo de Llano y en el inmueble donado por José
Canelo, la biblioteca municipal estuvo funcionando casi dos décadas hasta la
jubilación del primer bibliotecario, Julio Canabal, durante 19 años. En 1977,
el inmueble resultaba insuficiente de espacio, y se trasladó la biblioteca al
edificio de las antiguas escuelas (según proyecto y presupuesto de Telesforo
Díaz Maroto en 1910, y construcción de Faustino Martín), sede que fue también
del Juzgado de Paz y de la centralita de teléfonos, y en el que actualmente, en
edificio reformado y modernizado en obras sucesivas de adaptaciones y mejoras,
funciona el consultorio médico. Por enfermedad de Julio Canabal, se hizo cargo
de la biblioteca una de sus hijas, la cual, a finales del verano de 1979
renunció al puesto, por lo que la institución quedó cerrada al público durante
varios meses. Tras unas pruebas para cubrir esa vacante, en junio de 1980 fue
nombrado encargado de la biblioteca el maestro Juan Fernández Vivas, quien
durante algo más de un lustro llevó con acierto y buen pulso los destinos de la
biblioteca municipal, tanto en la provisión, catalogación y actualización de
fondos, como en la atención al público lector.
En marzo
de 1985, cesó Juan Fernández y tomó posesión Margarita Pereira García como
Encargada de la Biblioteca Municipal José Canelo, quien recibía de su antecesor
7.424 volúmenes, 154 lectores, ficheros y registros perfectamente ordenados, a
más de estadísticas, cuadernos de contabilidad, justificantes, etc. Es decir,
una organización encomiable, debida al buen hacer de una persona laboriosa,
comprometida y eficaz como lo era el maestro Juan Fernández Vivas,
recientemente fallecido. Por esas fechas, siendo alcalde Francisco Tomé Mateos,
se habían iniciado ya actuaciones que habrían de influir positivamente en los
destinos de la biblioteca municipal. Así, a finales de 1986 estaban terminadas
las obras de la Casa de la Cultura, que sería inaugurada en marzo de 1987, y al
flamante inmueble, ese mismo año, se trasladó para quedarse definitivamente la
Biblioteca José Canelo. La nueva andadura, que ya sobrepasa las tres décadas, una
vez que Margarita Pereira ocupó la plaza de responsable de la Casa de la
Cultura, pasó unos años de provisionalidad en que se sucedieron varias personas
como encargadas de la biblioteca. Desde 2008, la titular de la plaza es Marta
García Martín.
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