martes, 5 de diciembre de 2023

II PREMIO DE POESÍA "WETONIA" DE MALPARTIDA DE PLASENCIA

El pueblo de Malpartida de Plasencia ha vivido por segunda vez un importante acontecimiento cultural con el fallo y entrega del segundo Premio de Poesía Wetonia, convocado por el Ayuntamiento de la localidad.  Convocado en la primavera y cerrado el plazo de recepción de  los trabajos aspirantes al premio, el jurado realizó sus trabajos de  lectura, valoraciones y votaciones. La conclusión fue el acto público del día 19 de octubre.

                          

El pasado día 10 de los corrientes, tuvo lugar el fallo del II Premio de Poesía “Wetonia”, convocado por el Ayuntamiento de Malpartida de Plasencia. El ganador de esta segunda edición del certamen ha sido Rafael Mellado Pardo con la obra Sobre el pasto, y que había sido presentada bajo el seudónimo de EFÍMERA. Concurrían 55 poemarios procedentes de distintos lugares de España, de los cuales el jurado seleccionó para la fase final cinco obras con los siguientes seudónimos: LUPAMA, NIKOS KAZANTAKIS, WISLAWA, AMALTEA Y EFÍMERA.

El jurado ha estado presidido por el poeta Basilio Sánchez, al que acompañaban Emilia Oliva García, Ana María Reviriego Rosado, José Luis Bernal Salgado y Florentino Rodríguez Oliva. El premio, según establecen las bases, está dotado con trofeo conmemorativo,  mil euros en metálico y la edición de la obra ganadora. La entrega del premio tuvo lugar el  19 de octubre, a las 7,30 de la tarde en la Casa de la Cultura “Maestra Josefa Canales” de Malpartida de Plasencia, como se anunciaba en el programa del Otoño Cultural Chinato. 

 ACTA DEL FALLO DEL II PREMIO DE POESÍA “VETONIA” CONVOCADO POR EL AYUNTAMIENTO DE MALPARTIDA DE PLASENCIA (CÁCERES)”

 

Con objeto de proceder al fallo del II PREMIO DE POESÍA “VETONIA” convocado por el Ayuntamiento de Malpartida de Plasencia (Cáceres)”, el martes, día 10 de octubre, se reunió el jurado nombrado al efecto para proceder a la deliberación y fallo correspondiente.

Los componentes del jurado son:  

 

Presidente: D. Basilio Sánchez

Secretaria: Dña. Emilia Oliva García

Vocales:

Dña. Ana María Reviriego Rosado

D. José Luis Bernal Salgado y

D. Florentino Rodríguez Oliva, representante del Ayuntamiento, en su condición de Cronista Oficial de la Villa

A esta segunda convocatoria del PREMIO DE POESÍA “VETONIA” se han presentado 55 libros de poesía precedentes de diferentes puntos de España. Tras un precedente y largo proceso de lectura de la totalidad de los libros recibidos  para el concurso, los miembros del jurado seleccionaron para la deliberación final 5 de estas obras, las presentadas con los seudónimos:

LUPAMA, NIKOS KAZANTZAKIS, WISLAWA, AMALTEA y EFÍMERA.

Una vez realizadas las deliberaciones oportunas, el Jurado decide por mayoría otorgar el II PREMIO DE POESÍA “VETONIA”, año 2023, al libro presentado bajo el seudónimo de EFÍMERA  y con el título Sobre el pasto. Tras proceder a la apertura de la plica correspondiente, el ganador del premio resulta ser Rafael Mellado Pardo.

                    El poeta ganador del premio, el alcalde, los miembros del jurado y dos alumnas del IESO "Quercus" que                             leyeron varios poemas de la obra premiada.


Rafael Mellado nació en Sevilla en 1974, si bien en la actualidad vive en Extremadura, concretamente en la población cacereña de Herreruela. Está vinculado al mundo audiovisual, trabajando como camarógrafo en diferentes programas de televisión y ocupándose de la fotografía en diversas producciones, también ha impartido cursos de iniciación cinematográfica. Como escritor, se ha adentrado en el género del microrrelato y publicó en 2020, en la editorial Multiverso, su único libro de poemas hasta le fecha: Sombra con dos cuerpos.

Poemas y microrrelatos suyos han aparecido en revistas como: Almiar, Crisopeya. Culturamas, En sentido figurado o Fanzine 20 y han sido recogidos en diferentes antologías.

  

A juicio de los miembros del jurado, SOBRE EL PASTO, el libro ganador, es un hermoso y original libro de poesía. Encabezado por una cita de Truman Capote, de donde extrae el título, y con una estructura claramente circular que evoca los ciclos de las estaciones, es un libro telúrico y esencializado que requiere de la colaboración atenta del lector para alcanzar la plenitud de sus significados.

A través de un conjunto de poemas, en general muy breves, el libro va desgranando un mundo rural básico y elemental de enorme riqueza léxica y de hondas resonancias simbólicas. La mirada del poeta es una mirada contemplativa y sensorial que crea, en torno a lo mirado, un universo nuevo, un orden sensitivo de imágenes enormemente bellas y sugerentes que a veces nos recuerdan las pinceladas breves y certeras de un pintor minucioso capaz de extraer de lo real su lado más oculto, pero también más luminoso.

Con una escritura refinada y exquisita, como si se tratase de pequeños apuntes líricos, la mirada sorprendente del autor es capaz de captar, como en una instantánea, lo esencial y emocionante de lo que se contempla, de un espacio físico original no disociado aún de la naturaleza y de las cosas elementales y sencillas de la vida que el poeta consigue trasladarnos.

Sobre el pasto es un libro denso y complejo, pese a la brevedad de sus poemas, construido en medio del silencio con palabras sugeridoras e intuitivas que consiguen, y esto es lo más importante, preservar ese silencio. Poemas que no se dejan vencer por la narración y que apuestan por lo no dicho, por lo que se queda por decir. Palabras que, como nos sugiere en uno de sus versos, se ponen en el mundo para oír su silencio.

Aunque el autor solo había publicado hasta ahora un libro de poemas, esta es sin duda una obra de madurez en la que las palabras, sabiamente elegidas y depuradas, consiguen expresar esa sencillez de lo elemental que vive en lo mirado. Poesía para la lectura lenta y exigente, para volver sobre lo leído, para espigar entre el pasto de sus palabras los destellos y fogonazos que la existencia puede proporcionarnos.

 En nombre de todos los miembros del jurado, quiero darle la enhorabuena al ganador y le invito ahora a que nos lea algunos de sus poemas. (Basilio Sánchez, presidente del jurado).

 



domingo, 8 de octubre de 2023

Las escuelas graduadas de Malpartida de Plasencia

Las escuelas, una obra ambiciosa y duradera                          

Muchos pueblos, así el nuestro, cuentan con edificios emblemáticos, orgullo de los vecinos, quienes los consideran muy suyos por tratarse de obras para el bien común, y que son consideradas logros de la colectividad. En este sentido, ajena la localidad desde antiguo a linajes nobles o hidalgos, huérfana está de mansiones señoriales como las que hermosean y dan lustre a otros lugares, porque en Malpartida de Plasencia todos los lugareños eran pecheros y satisfacían los impuestos como dios mandaba, el rey exigía y los recaudadores acopiaban. A falta, pues, de casas solariegas y palacios nobiliarios, los chinatos concentran su orgullo arquitectónico en dos construcciones de uso colectivo y separadas por cuatro siglos en el nacimiento: una religiosa, la iglesia parroquial de san Juan Bautista, cuyos inicios son de mediados del siglo XVI; otra, laica, las Escuelas Graduadas, obra de los años de la Segunda República. El templo, dado su valor artístico y monumental, figura desde antiguo en libros y tratados de especialistas y hace unos años fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en calidad de Monumento, por la Junta de Extremadura.  Por su parte, el hermoso y sólido edificio escolar, desde hace años CP Fray Alonso Fernández, es una obra señera de la arquitectura civil de nuestro pueblo en la primera mitad del siglo XX.

                    

                                                                                                                                                                                        (Las Escuelas en 1960, parte sur, entrada de los niños y campo escolar) *

Los primeros pasos para la construcción de las escuelas graduadas se dieron cuando solo habían transcurrido cuatro meses del advenimiento del régimen republicano. Era entonces alcalde Miguel Romero Almendral, quien en pleno del Concejo del día 4 de septiembre quedó facultado para gestionar, en nombre y representación del Ayuntamiento, la construcción de un edificio escolar con seis grados para niños y seis para niñas; ello implicaba también la solicitud de la correspondiente subvención estatal. La iniciativa respondía a la necesidad perentoria de ampliar los puestos escolares debido al aumento de población y a la insuficiencia del recinto escolar existente. Se había elegido para su ubicación el Pago de las Cabras, terreno del que habrían de adquirirse unos cinco mil metros cuadrados para solar.

 En julio de 1932, junto a la solicitud a la Dirección General de primera Enseñanza de cien mil pesetas de subvención, Romero Almendral adjuntó el proyecto del arquitecto Manuel Vías Sáenz-Díez, así como el informe favorable del Consejo Provincial de Primera Enseñanza, cuyo secretario era Abelardo Martín Chamorro (maestro que había sido en el lugar desde principios de siglo hasta 1913). En octubre, con Teodoro Heras García de alcalde, el Ministerio dio el visto bueno. Siguieron gestiones y demoras, viajes de comisiones municipales a organismos oficiales de Cáceres y de Madrid, que constataban cómo la urgencia del municipio era frenada en los despachos ministeriales. Por fin, a finales de julio de 1934, el Ministerio de Instrucción Pública aprueba el proyecto y concede una subvención de 144.000 Ptas.

                     

                                                                                    (Escuelas, fachada norte, entrada de las niñas)*

El año 1935 se inicia con las escuelas en primer plano de las preocupaciones del Concejo, y el ritmo institucional se acelera. Se compró el solar de los huertos que daban a la calle de la Fuente y otros terrenos interiores, en lo que se denominaba Pago de las Cabras, por un importe de 13.005,58 pesetas. Aprobados por el Ministerio tanto proyecto y presupuesto, como la subvención de 144.000 pesetas (Orden de 31 de julio de 1933, Gaceta de Madrid de 17 de septiembre), se publicita el pliego de condiciones para la subasta de unas Escuelas Graduadas de 12 secciones o clases. Cumplidos los trámites y plazos legales fue elegida la propuesta de Pedro Sánchez Marcos, contratista de Navalmoral de la Mata, por un importe de 147.413,10 pesetas. Las obras comenzaron de inmediato. Por las ferias de junio, fue nombrado maestro encargado de supervisarlas y vigilarlas el vecino Faustino Martín Martín, a fin de que se llevaran a cabo conforme a plano y con materiales de calidad. Con cargo al Presupuesto Extraordinario del Ayuntamiento, percibiría 6 pesetas al día mientras durase la construcción. Las obras debieron de ir ejecutándose a buen ritmo. La primavera marca un momento importante en el devenir de las escuelas nuevas, pues según informa el alcalde en la sesión extraordinaria del Concejo el día 25 las obras están a punto de concluir.  En los primeros días de mayo (pleno del día 10), la presidencia reitera que está casi terminado el Grupo Escolar y, en vista de ello, debe finalizar la función de Faustino Martín, técnico municipal vigilante de las obras. Eran los umbrales de la Guerra Civil. En algún momento del conflicto, el inmueble serviría de albergue para fuerzas militares. 

Al finalizar la contienda, el edificio de las nuevas escuelas graduadas llevaba meses terminado Así lo acreditan la liquidación de obra presentada en febrero de 1939 y después, el informe de 18 de octubre del mismo año, donde el arquitecto lo certifica. Sin embargo, circunstancias varias retrasarían el traslado de escolares y maestros desde las escuelas viejas a las nuevas, cuya utilización comenzó a finales de abril de 1941, y ello sin que aún hubiesen sido creadas oficialmente ni recibidas por el Ayuntamiento. Ello se concretaría en agosto de 1943, con Antonio Fernández Rodríguez de director y Benito Mirón Sánchez de alcalde. A finales de ese año, el Ministerio de Educación Nacional autorizó la denominación de Grupo Escolar Nuestra Señora de la Luz para las escuelas, las cuales, en diciembre de 1959, pasaron a llamarse Grupos Escolares de Niños y Niñas Fray Alonso Fernández. Del dilatado y complejo proceso de edificación, creación y recepción nos ocupamos en otro artículo.

                                                                                                    (* Las fotografías proceden del Archivo Municipal de M. de P.)    

lunes, 17 de julio de 2023

ALONDRAS

 Ya está impresa la obra ganadora del I Premio de Poesía Wetonia (año 2022). Alondras. Consagración de la altura es obra de Antonio San Miguel, y será presentada en algunas de las actividades  incluidas en Verano Cultural u  Otoño Cultural 2023, que promueve el  Ayuntamiento de Malpartida de Plasencia. 



EL C.L.A. DE MALPARTIDA DE PLASENCIA (El Instituto)

 

El instituto

Colegio Libre Adoptado de Malpartida de Plasencia

Malpartida de Plasencia cuenta, entre otros, con un edificio de tres plantas (semisótano, baja y principal) de la segunda mitad del siglo pasado conocido como el instituto, cuyos 55 años de edad no han menoscabado su buen aspecto, ni la airosa y robusta fábrica de ladrillo, ni la apropiada ubicación, ni los amplios y luminosos vestíbulos, ni el número de salas (que en su día fueron aulas). Se trata, pues, de un inmueble funcional, apto y útil para fines sociales diversos, que cada cual puede imaginar a su libre albedrío. Fue creado para centro de bachillerato en 1967 y desde hace muchos años ha estado sin uso, prácticamente vacío en las dos plantas principales. La comunidad solo rentabilizaba la parte del semisótano, donde funciona el Centro Infantil Municipal o Guardería ya  hace tiempo a satisfacción de los usuarios,.

Sin embargo, tras las pertinentes obras de adecuación en el año 2021, el ala este ha quedado convertida en la Jefatura de la Policía Local. Por lo que respecta al ala oeste, las piquetas y las reformas también llegaron a ella en 2022 para adaptar esos espacios a un proyecto de la Diputación de Cáceres, cofinanciado por la Unión Europea a través de FEDER, con vistas a la Economía Baja en Carbono y en el que colaborarán siete poblaciones del entorno Riberos del Tajo. Tales obras se hallan terminadas en la primavera de 2023, y el nuevo centro estará en funcionamiento  no tardando mucho integrado  en la  Red Provincial de Centros Circular FAB.*

  El instituto era el Colegio Libre Adoptado (CLA), centro de Enseñanzas Medias para estudiar el Bachillerato Elemental (cuatro cursos y reválida), dependiente del Instituto de Enseñanza Media Gabriel y Galán, de Plasencia. Su puesta en marcha facilitó el acceso a dicho nivel a un buen número de adolescentes que, sin este centro, no hubieran podido estudiar el bachillerato o habrían tenido que desplazarse a otra población para ello.

                                                                          (Parte oeste del CLA, remodelada, y acceso principal del edificio)

Los primeros pasos para la creación y construcción de un centro para las Enseñanzas Medias en el pueblo se iniciaron en el pleno de la Corporación del día 29 de enero de 1964, donde se abordaba el asunto de “Solicitudes de establecimiento de centros de enseñanza”. El argumentario para defender la creación del instituto no    era más que la constatación, por un lado, de que numerosos estudiantes de bachillerato tenían que desplazarse a otras localidades para dichos estudios; y por otro, la existencia de bastantes jóvenes o niños dotados de inteligencia clara y notoria, los cuales, por falta de recursos económicos, tenían cerrado el paso a los estudios secundarios o medios. Por ello, se solicitaría al Ministerio de Educación Nacional un centro filial del Instituto Gabriel y Galán de Plasencia para el pueblo chinato. Pero, además, había que pedir un internado para enseñanza primaria, teniendo en cuenta el elevado índice de analfabetismo de la comarca, sobre todo en los caseríos y zonas rurales del término municipal. En este caso, el edificio debería estar capacitado para acoger a unos trescientos escolares. La obra resultante sería un complejo educativo y residencial no solo para Malpartida de Plasencia, sino que serviría también para pueblos del entorno comarcal, cuyos problemas en materia educativa eran similares. Se citaban Toril, Tejeda, Gargüera, Arroyomolinos, Serradilla, Mirabel, Riolobos, Grimaldo e incluso Plasencia. Y como no hay dos sin tres, cuando un mes después se trataba el asunto de ubicaciones y solares, se añadió a la solicitud la creación de un Centro de Formación Profesional, del que también tenía necesidad la villa. Instituto, internado y centro de FP: sin duda, el Concejo presidido por Valentín Paredes Mirón había trazado un ambicioso plan de construcciones escolares.

Los primeros meses de 1965 ofrecen una realidad más abarcable, y la empresa se centra entonces en la creación y construcción del Colegio de Segunda Enseñanza o C.L.A., para el que estaban asegurados de antemano al menos 125 alumnos. El Ayuntamiento solicitó entonces al Ministerio de Educación Nacional un CLA para 300 puestos escolares, que sería construido en un solar de 5000 metros cuadrados de la finca El Carrascal, ubicado entre la calle Albéniz y el Paseo de la Estación (o carretera de la Mancona, hoy Paseo de Extremadura), y que, a tal fin, fue adquirido a Joaquín Alcalde García de la Infanta, al precio de 6 pesetas por metro cuadrado. Junto con los datos técnicos del proyecto, el alcalde envió al director general de Enseñanzas Medias el presupuesto de las obras por un importe de 3.893.422 pesetas y la solicitud de la correspondiente ayuda para construcciones educativas. Los organismos ministeriales aprobaron la propuesta y confirmaron, en noviembre, la subvención del 90 % (3.504.000 pesetas) y el 10% (389.342 pesetas) como anticipo reintegrable, del que habría de hacerse cargo el municipio mediante hipoteca con el Banco de Crédito de la Construcción. Sin embargo, agotado el fondo de ayuda para el Plan de Desarrollo Económico de 1965, habría que esperar a la distribución de 1966 para recibir la ayuda concedida, se precisaba en el comunicado oficial.

Los ediles, conscientes de la necesidad de iniciar las clases, estaban dispuestos a que se creara el CLA y comenzar la actividad incluso antes de que el edificio de nueva planta estuviera construido y listo para ser utilizado. De ahí que pusieran a disposición del MEN un inmueble particular en el que podrían impartirse, de forma provisional, las clases desde el curso 1966-1967. Tras considerar tres posibles casas en diferentes ubicaciones (Mirador, Casa Inés y Pozo Alto), y las correspondientes gestiones con la inspección y los organismos ministeriales competentes en el asunto, se abandonó esta vía. Lo más rentable y necesario era, por tanto, ejecutar el proyecto de obras y tener el edificio para iniciar en él las actividades en el curso 1967-1968. Dada la urgencia, y con el consejo y aquiescencia del Ministerio de Educación, no hubo subasta pública. El contratista local Faustino Martín Martín se encargó de levantar el inmueble bajo la dirección técnica del arquitecto Luis Martínez Lebrato.  Con algunas semanas de retraso, el CLA de Malpartida de Plasencia comenzó a funcionar en noviembre de 1967 en una nueva edificación. Se había cumplido así una aspiración del pueblo chinato, común a otras muchas poblaciones rurales españolas, como era la de acercar los estudios de bachillerato al lugar de residencia a quienes terminaban la enseñanza primaria.

Profesores y grupo de alumnos, primera promoción (1970)

Las circunstancias, es decir, en este caso la nueva estructura educativa del país a principios de los setenta, marcaron un corto recorrido para el CLA, que estuvo en funcionamiento solo siete cursos, de 1967 a 1974. Las últimas promociones salidas de él lo fueron en virtud de la prórroga de un plan de estudios ya extinto, el de 1957. La ley Villar Palasí, con la organización de las enseñanzas no universitarias en los niveles EGB, BUP y COU, significó el fin de los Colegios Libres Adoptados. El de este pueblo dejaba sin uso un inmueble prácticamente nuevo, al que el Ayuntamiento, conocedor desde el momento de la creación del CLA de que le esperaba una muerte anunciada, comenzó a buscarle, sin mucho éxito, un nuevo destino. Tal peripecia, entre los años de 1974 a 2021-2022 en los que el instituto no se utilizó o lo fue muy en precario, la describiremos en otro momento.

(*Un Circular FAB es un espacio abierto de innovación, ideado por la Diputación de Cáceres para ayudar a las personas y las empresas de la provincia a incorporarse a la Cuarta Revolución Industrial, poniendo a disposición de la ciudadanía una serie de actividades, tecnologías y recursos para inventar su empleo y forma de ganarse la vida).

domingo, 12 de marzo de 2023

GREGORIA CANELO DE PAREDES y el dialecto chinato

GREGORIA CANELO DE PAREDES, 1861-1917*

Pionera en la difusión del dialecto chinato

Entre las personas que han contribuido a dar proyección al concepto “chinato” como dialecto y gentilicio del pueblo de Malpartida de Plasencia (Cáceres), destaca con luz propia Gregoria Canelo de Paredes; “doña Gregoria” en los abundantes documentos relacionados con la dialectología y la historia de la lengua española donde aparece su nombre encabezando las aportaciones hechas por nuestra ilustre paisana, sobre todo, a don Ramón Menéndez Pidal a principios del siglo pasado. Ambos mantuvieron una fructífera correspondencia, génesis de un conocimiento amplio del dialecto chinato, basado en información directa y fehaciente, plasmado en libros del gran polígrafo ligado al noventayochismo y difundido y sistematizado por su nieto, Diego Catalán, en un trabajo fundamental para el conocimiento de la antigua habla local de una comunidad rural del norte de Extremadura. ("Concepto lingüístico del dialecto ‘chinato’ en una chinato-hablante", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, X, 1954). Bien está, pues, que, al socaire de los actos de homenaje a la mujer en su día internacional, el cronista y paisano suyo, actualice la figura y destaque la importancia de Gregoria Canelo de Paredes, de soltera: Gregoria Canelo Jiménez.  

Se une, además, a tal motivación un impulso foráneo, una iniciativa de esas que nos evidencian cómo en algunas ocasiones son otros los que valoran con justeza lo nuestro, en tanto que, por cercano y familiar, nosotros no le concedemos la debida atención. Es el caso. Hace un par de meses, la profesora Mentxu Ramilo Araujo, desde el País Vasco, contactó conmigo recabando datos precisos referidos a las fechas vitales (nacimiento y muerte) de Gregoria Canelo. Los ha incorporado de inmediato a la página creada por ella en la Wikipedia con el nombre de nuestra paisana; lo cual, por un lado, nos llena de satisfacción y, por otro, nos provoca una cierta vergüenza, pues esa tarea honrosa y divulgadora debería haber sido de nuestra competencia hace tiempo. Admitida la falta, bienvenida sea la presencia de esta mujer chinata en el candelero de la excelencia y en medios de difusión de tanto alcance como la Wikipedia, en el que figura ya Gregoria Canelo de Paredes gracias a la doctora Ramilo y a su tarea de divulgación de los méritos, capacidades y aportaciones de las mujeres singulares en muy diversos ámbitos.
                                                      

Josefa Gregoria Canelo Jiménez, según registra el cura párroco Valentín Eustaquio Durán, hija de Silvestre Canelo y de María Matilde Jiménez, nació el 19 de marzo de 1861 y fue bautizada el día 21 en Malpartida de Plasencia. Sin duda, Gregoria debió de aprender las primeras letras en la escuela privada de niñas que ya había entonces en el pueblo, pues la sufragada con fondos públicos era la de los niños, tal como certifica y describe Pascual Madoz a su paso por Malpartida a mediados del siglo XIX. Como hija de familia de labradores, sabía de las faenas del campo, por vivirlas de cerca y en las cuales participaría, sobre todo en los veranos cuando la recolección de los cereales, en las eras, y antes, espigando tras los segadores, asistiéndolos con agua y comida, sembrar y cavar garbanzos, y otras tareas, según ella misma cuenta por carta (19 abril 1903). Testimonios de ello se encuentran en comentarios escritos al respecto en los envíos de elementos dialectales y romances y cantares de la tradición oral a Menéndez Pidal y a su esposa, María Goyri. Pero cuando se establece la relación entre esta “mujer de extraordinario ingenio natural y creatividad (por más que se supiera "poco instruida en escritura, ni en nada") y el matrimonio de expertos filólogos, Gregoria es ya una mujer que al suyo une el apellido del marido, Paredes.

Josefa Gregoria Canelo Jiménez y Marcial Paredes Guillén contrajeron matrimonio el 29 de julio de 1882, siendo el oficiante el mismo párroco que había bautizado veintiún años antes a la novia. El novio, Marcial Paredes, nacido en el cercano pueblo de Valdeobispo, fungía ya de farmacéutico de Malpartida, ocupando la plaza creada un año antes (en sesión de pleno de 24 de julio 1881, y Donato Pereira como alcalde), con una asignación anual de 625 pesetas por trimestres vencidos. Tenemos constancia de que, unos meses antes de su boda, Paredes Guillén recibía un abono de 16,50 pesetas del Ayuntamiento, en concepto de un preparado para eliminar a los perros sueltos (cimarrones), que, por no llevar bozal (como era preceptivo) y con hidrofobia, suponían un riesgo para los vecinos. El caso es que el matrimonio Paredes-Canelo se estableció en la parte alta de la plaza Mayor, en el rincón, donde estaba también la farmacia o botica, que después regentaría su hijo Diego Paredes, y que continuaría siendo el hogar de la familia. Allí viviría luego Valentín Paredes Mirón, nieto de Gregoria y Marcial, y que desde 1959 a 1975 llevó la vara de alcalde de los chinatos.

La relación epistolar de Gregoria Canelo de Paredes con don Ramón Menéndez Pidal comenzó cuando este sabio investigador y polígrafo, cabeza de una saga-escuela de eminentes profesores y especialistas en los estudios históricos, se afanaba, con la eficiente colaboración de su mujer, María Goyri, en la compilación de romances y otras creaciones de la tradición por distintos territorios españoles. Aquel intercambio de misivas entre la esposa del farmacéutico de Malpartida de Plasencia y el prestigioso catedrático universitario fue el origen de la mayor proyección y del conocimiento más fidedigno del habla local: el dialecto chinato. Menéndez Pidal encontró en Gregoria Canelo la hablante que se expresaba con fluidez en la lengua común y, al mismo tiempo, sabía distinguir sin problemas los rasgos diferenciadores del dialecto local y hablarlo con sus paisanos, por lo que Pidal y su nieto (Diego Catalán) la consideran hablante bilingüe y “certera informante sobre la llamativa manera de expresarse los chinatos”. Destacaban también, en ese aspecto, el buen oído de “doña Gregoria” y la facultad para reproducir por escrito aquella habla. Pero la esposa del farmacéutico Marcial Paredes, además, “resultó ser una notable colectora e informante del Romancero local”, que le proporcionó al matrimonio M. Pidal-Goyri un buen número de romances y canciones, recogidos por ella de la tradición oral entre las gentes del pueblo.

En efecto, a los cuatro manuscritos de Gregoria Canelo, “en los que reproduce el habla de Malpartida de Plasencia […],  y que sirven de base a Catalán” para  el análisis de las peculiaridades fonológicas del chinato, han de añadirse cerca de treinta versiones de romances, acompañados de certeros comentarios, no solo de cómo los conocía ("todas ellas las aprendí yo con canción o tonillo cuando tenía catorce o quince años”), sino también acerca de las circunstancias de sociabilidad en los trabajos de los labradores: horarios de las faenas, horas de descanso y de comidas, las siestas, las merendillas, etc.; y cómo, en tanto que los varones echaban una bola para fumar un cigarro, las mujeres cantaban o contaban romances, canciones antiguas, acertijos, cuentos, chascarrillos.

Así, pues, los materiales informativos proporcionados por Gregoria Canelo de Paredes a Ramón Menéndez Pidal fueron estudiados con rigor y publicados en obras muy significativas y prestigiosas de historia de la lengua, la dialectología y la tradición popular. En ellas, tanto el nombre de Malpartida de Plasencia, como el dialecto y gentilicio del lugar – chinato --, alcanzaron proyección internacional en los ámbitos de la filología, la dialectología y la etnografía, entre otros. Tan relevante aportación se la debemos los chinatos a una paisana de origen humilde, pero inquieta, clarividente y observadora, que, a pesar de carecer de estudios y con la sola instrucción primaria, supo reconocer aspectos esenciales de la idiosincrasia de su pueblo. Esta mujer singular, signada por una elevada inteligencia natural, nació, vivió y murió como Josefa Gregoria Canelo Jiménez. Ha pasado a la historia como Gregoria Canelo de Paredes. Por todo ello, hoy honramos su memoria e intentamos preservarla del olvido entre los suyos en sencillo homenaje con motivo del Día Internacional de la Mujer.

                                                                                     Malpartida de Plasencia, marzo de 2023

(*) Enviado a Aires Chinatos para su publicación en el número correspondiente al trimestre enero-marzo de 2023. Por parte de la prensa regional impresa (El Periódico Extremadura y Hoy), una versión adaptada y más reducida no ha merecido publicarse. Ya es habitual el asunto, dada la excelente calidad de todas las colaboraciones, tribunas, artículos, etc. que publican dichos medios.  La revista Grada, sin embargo,  sí lo ha hecho, y copio el enlace. con la expresión de mi gratitud hacia el equipo de dirección/redacción. (Soy deudor de algunas anotaciones , que entrecomillo, de Diego Catalán, El Archivo del Romancero , en la  edición  PDF que podemos consultar en la red, y de José Antonio González Salgado, Blog http://geolectos. blogspot.com/Geolectos y otras realidades lingüísticas).

https://es.wikipedia.org/wiki/Gregoria_Canelo_de_Paredes

https://www.grada.es/gregoria-canelo-de-paredes-pionera-en-la-difusion-del-dialecto-chinato/cultura/mas-cultura/


martes, 3 de enero de 2023

NOVELA DE MARÍA FE GARCÍA ROPERO sobre la invasión napoleónica en las tierras del Tiétar.









 PRESENTACIÓN DE LA OBRA Álamos quemados, campana rota, de María Fe GARCÍA ROPERO.  Casa de la Cultura “Maestra Josefa Canales” de Malpartida de Plasencia, 30 de diciembre de 2022.
 

Buenas tardes. Nos convoca hoy en esta sala tan familiar un acto en el que se aúnan dos conceptos de gran relevancia, como son la hermandad y la cultura. Así, en primer lugar, participamos en un encuentro fraterno entre dos pueblos que siempre estuvieron hermanados, a pesar de los kilómetros y las sierras que median entre ellos: Serradilla y Malpartida de Plasencia. Una revitalización de esos lazos entre gentes -serrellanos y chinatos- (o si se quiere “serrellanus” y “chinatus”), que tenían como verdad irrefutable aquello de “los serreillanus y los chinatus son tor´unos”. Todos, uno. Un buen lema para la unión, la cercanía, la cordialidad, la participación en empresas comunes… Una hermandad ya señalada y recogida en artículos del periódico El Cronista (1916-1932) y en el libro Un año de vida serradillana, por Agustín Sánchez Rodrigo (1870-1933). Relación fraternal entre ambas poblaciones que se actualiza, una vez más, con la presencia de María Fe García Ropero entre nosotros. Porque ella es hoy el eje de la conjunción entre hermandad y cultura.  Encuentro cultural es sin duda la presentación de una obra impresa, un libro, una novela: Álamos quemados, campana rota, cuya autora es ella, la cual ahora representa a su pueblo junto al cronista chinato, quien, con la misma humildad como la de Mari Fe, da voz a Malpartida; unidos, claro está, una y otro, a todos los asistentes, como vecinos de ambos pueblos que son. Además, para mantener el entramado de hilos de unión, la historia que nos trae María Fe García Ropero, una hazaña coral de lucha por la libertad y la independencia, afecta a Serradilla, en su mayor parte, y a Malpartida, en un episodio muy destacado.

Antes de dar entrada a los “Álamos quemados, campana rota” (de los que corresponde hablar a Mari Fe), me permito glosar brevemente la figura de la autora. Ella es una lectora desde siempre, desde la edad temprana, y, además, casi al mismo tiempo le cogió afición a la pluma, a la escritura. Compatibiliza, pues, su ocupación laboral con la afición de leer y la pasión de escribir. Sus textos han visto la luz en dos publicaciones emblemáticas de Serradilla: AJS, ya desaparecida, y El Migajón, que, nacida en 1990, continúa saliendo a la luz portadora de inquietudes del pueblo serradillano. La temática que aborda García Ropero en sus

escritos, siempre variada, se ha centrado en la historia, las costumbres, las tradiciones locales de Serradilla. En tales aficiones, Mari Fe se ha familiarizado con los archivos como fuentes documentales, pero también ha fomentado los contactos con la memoria oral. De esas fuentes han surgido artículos y entrevistas harto divulgativos del vivir histórico e intrahistórico de Serradilla y sus gentes.

Antes o después, quien así se entrega a la tarea del negro (la tinta) sobre el blanco (el papel) da el paso para escribir libros, es decir, obras de mayor enjundia y ambición que los artículos de periódicos y revistas. Hasta la fecha, ha publicado dos: Origen, camino y sueños: Francisca (2017), sobre Francisca de Oviedo y Palacios, quien según la tradición llevó a Serradilla la venerada imagen del Cristo de la Victoria; y la segunda entrega: Álamos quemados, campana rota (2022), objeto de esta presentación.

Hablaba al principio de empresas comunes y corales. Una gesta heroica, colectiva, es lo que nos ofrece el libro que hoy presentamos: el enfrentamiento, uno más de aquella invasión, de un pueblo a los ejércitos napoleónicos en los años de 1808 y 1809: la participación popular en la Guerra de la Independencia.  Se trata, pues, de una novela histórica, ambientada en escenarios del Tiétar, Campo Arañuelo, Malpartida, Plasencia, Serradilla…

Como ya le comentaba a la escritora en nuestro breve contacto hace unos días, la documentación de que se nutre la novela y está muy presente en ella es apabullante, sobre todo la que procede de los archivos locales serradillanos (municipal y parroquial) y, entre otros, del libro de nuestro ilustre paisano, ya fallecido, Dionisio Clemente Fernández. De esas fuentes salen muchos de los numerosos personajes que transitan, luchan, viven, sufren, aman, mueren… en la historia que novela María Fe. Ella imbrica hechos y personajes históricos en una ficción narrativa, su novela, cuyo desarrollo quizá quede un poco coartado por el aporte documental, pero que atrapará a los lectores por el amplio y variado contenido de la acción.

Como también le apuntaba, el arranque del relato es muy atractivo, y se convierte en un recurso de gran eficacia para atraerse (enganchar) al lector: la presentación en los tres primeros capítulos de sendos personajes femeninos – Inés, Valentina y Lola-, perfectamente caracterizados, cuyas vidas irán encontrándose en una trepidante sucesión de hechos impactantes,  lances, enfrentamientos bélicos, emboscadas de guerrilla,  en los que participan, como actores principales, los serradillanos; pero en los que también tienen un protagonismo relevante los chinatos y los vecinos de otras poblaciones comarcanas, incluida la ciudad de Plasencia.

Y no puedo descubrir ni precisar más detalles acerca de Álamos quemados, campana rota, para no invadir el territorio que les corresponde a los lectores que se acerquen a ella. Además, María Fe García Ropero querrá comentarles también algunos aspectos de su creación. Por mi parte, a más de agradecerle la invitación a ser el padrino de esta su segunda criatura literaria, quiero reiterarle mi felicitación, y animarla a continuar escribiendo historias de nuestra tierra y nuestras gentes, y también a que vaya ampliando su territorio narrativo, a encontrar su propia voz y su propio estilo en la tarea de novelar sin necesidad de atarse muy explícitamente en lo literario a las fuentes documentales. Gracias, Mari Fe. Gracias a todos los presentes. 

                                                                                                            (Intervención del cronista en el acto reseñado) 

 

 

El colegio de las monjas

Malpartida de Plasencia contaba a mediados del siglo XX con unas escuelas públicas graduadas espaciosas y suficientes, de doce secciones, seis de niñas y seis de niños, que habían sido creadas (por el Ministerio de Educación Nacional) y recibidas (por el Ayuntamiento) el año 1943. Benito Mirón Sánchez era el alcalde entonces, y fungía como director del grupo escolar Antonio Fernández Rodríguez.  El edificio, construido por iniciativa de las corporaciones republicanas, estaba terminado ya en 1939, y en algún tiempo de la contienda había acogido a destacamentos de tropas franquistas. Antes de la recepción del grupo escolar, hubo actividad en el recinto, pues el 28 de abril de 1941 escolares y docentes de enseñanza primaria llenaron las nuevas aulas.  En 1943, meses después de la recepción, se le puso el nombre de Grupo Escolar Nuestra Señora de la Luz, que se mantendría hasta finales de 1959, cuando pasó a denominarse Fray Alonso Fernández. En las antiguas escuelas, ubicadas desde principios de siglo en el edificio del actual consultorio médico, permanecerían aún las clases de Párvulos hasta su traslado a las nuevas en dos momentos, 1961 y 1972.

En los años cincuenta, pues, el pueblo tenía cubiertas sus necesidades educativas con un grupo escolar de doce unidades, en un sistema docente en que la enseñanza religiosa de la doctrina católica era obligatoria; en un país donde Iglesia Católica y Estado eran inseparables, y cuando España se consideraba el bastión moral de occidente. Quiere esto decir que la ortodoxia de las costumbres estaba salvaguardada en las aulas, radicalmente separadas las niñas y los niños: ellas en la planta alta y ellos en la baja, con entradas y  patios de recreo independientes; atendidos por maestros los muchachos y por maestras las niñas; es decir, en estricta separación de sexos. Además, en lo moral y religioso el pueblo era aleccionado en visitas periódicas por las misiones, cuyos predicadores (los misioneros) enarbolaban a Martiniano, el fuego eterno del infierno y el terror a la muerte como armas disuasorias contra las tentaciones y el pecado.

En este contexto, los regidores de los chinatos entendieron que existía la necesidad, la conveniencia, “en el orden moral, educativo y religioso”, de crear un centro de enseñanza para niñas a cargo de religiosas, y en ese sentido aceptaron la propuesta del teniente de alcalde Valentín Paredes Mirón, en sesión de pleno del 13 de junio de 1955.  A efectos de gestionar los trámites para conseguir dicho centro, fueron comisionados el alcalde, Francisco Rodríguez Barrado, y los concejales Antonio García Díaz y el citado Paredes Mirón.

Tales gestiones fructifican en la propuesta de la comisión a primeros de octubre, en el sentido de alquilar una casa de Vicente Recio Oliva (tío V. Gorrón, famoso y eficaz componedor de huesos dislocados y rotos, torceduras, esguinces, muñecas abiertas, etc.) en la calle Calvo Sotelo (hoy Concordia) para la instalación provisional de las Misioneras Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús.  Lo cierto es que ocuparon dos viviendas, enfrentes la una de la otra: en la actualidad, propiedades de la familia Ingelmo y de los Oliva Martín- Heras, respectivamente.

Así se iniciaría la enseñanza en dichos inmuebles hasta la provisión de un local más amplio y adecuado. Se acordó una renta de alquiler de cuatro mil pesetas anuales con cargo a los presupuestos municipales. Aunque no se explicita en las actas de sesiones de plenos, se deduce por las actuaciones llevadas a cabo al año siguiente que ese curso se iniciaron las clases. Según informa la memoria oral de algunos alumnos de aquellas clases, y que residían al lado del “colegio”, las religiosas procedían de Badajoz, donde tenían la casa en la barriada de san Roque; y que llegaron a Malpartida comandadas por la Madre Gema, superiora, a la que secundaban sor Emilia, sor Teresita y sor Pilar (Prendes). Esta última era hermana del que fuera muy conocido actor teatral Luis Prendes.

 


                                        
Casas en que estuvieron las monjas

En el mes de marzo de 1956 el alcalde, mediante una declaración de urgencia, manifiesta la necesidad de ampliar el alojamiento y las clases para el colegio y residencia de las religiosas, lo cual debe solventarse sin demora. El concejal Macario Sánchez Núñez, que luego sería reconocido como “padrino” de las monjas, destacaba la insuficiencia del local para el ejercicio docente por aglomeraciones improcedentes y antihigiénicas, pues ya asistían a clase más de 120 niñas y algunos niños. En consecuencia, se acordó encargar proyecto técnico para un edificio en la plaza de san Gregorio, a continuación de la nueva ermita (inaugurada en 1953), para residencia de las monjas, con locales, aulas, dependencias y capilla. En el mes de diciembre, tras los informes de la presidencia acerca de las gestiones realizadas ante el Gobierno Civil de la provincia, el pleno de la Corporación aprobó tramitar el expediente de solicitud de crédito para la construcción del Colegio, residencia y centro de enseñanza para las religiosas que ya estaban ejerciendo en la localidad.

Las últimas noticias que tenemos emanadas del Concejo acerca del proyecto descrito son de septiembre de 1957, cuando se constataba en pleno que, a pesar de los acuerdos ocurridos desde junio de 1955, momento en que se inició el asunto de la enseñanza a cargo de las monjas del S.C.J., nada se había hecho, lo que había originado “un estacionamiento de la enseñanza sin avances de ningún tipo”. Entonces se apeló al ideario guía del principio: la necesidad de las religiosas para la educación de la juventud femenina en el orden religioso, moral y espiritual; en las enseñanzas del hogar, labores domésticas, costuras y bordados, así como para la segunda enseñanza o enseñanza superior después de la edad escolar para quienes lo necesitasen y desearan acceder a tal formación.  El debate de los ediles llevó al acuerdo de impulsar la construcción del complejo educativo y residencial

 referido junto a la iglesia de san Gregorio, como se había decidido anteriormente; ello implicaba solicitar subvenciones a todos los organismos posibles (Instituto Nacional de la Vivienda, Crédito para la Reconstrucción Nacional y otros) hasta conseguir el 80 % de todos los costes. El municipio aportaría los proyectos y el solar. Era obligado también contar con la cooperación del párroco.  Y la Corporación apoyaría todas las iniciativas orientadas a llevar esta empresa a buen puerto. Sin embargo, aquel barco nunca zarpó.

 El periplo hacia el Colegio de Misioneras Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús en un edificio de nueva planta en el Ejido Chico, aledaño a la ermita de san Gregorio, fue solo una quimera. No hubo más iniciativas, a pesar de que en agosto de 1958 toma la vara de la Alcaldía Valentín Paredes Mirón, quien, siendo concejal y teniente de alcalde durante algunos años del mandato de Francisco Rodríguez Barrado, había sido el promotor e impulsor de la enseñanza a cargo de las monjas en la localidad apoyado con gran entusiasmo por Macario Sánchez Núñez. Sin temor a errar, puede afirmarse que, a pesar de los arraigados y vigentes principios del nacionalcatolicismo en que se basó la aventura, el abandono o el ir dejando apagarse una llama que prendió con tanta intensidad, significó el fin de la presencia de las religiosas en Malpartida de Plasencia. Según la memoria oral de los hijos de Macario Sánchez, el padrino de las monjitas, estas marcharon a Aldeanueva de la Vera, donde aún perviven el colegio y la residencia que allí fundaron.

[Las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, cuya permanencia en el pueblo chinato no cuajó, habían llegado a España en marzo de 1950 procedentes de Argentina.  Quizá fuera la “espiritualidad ignaciana” de la congregación la que sedujo a las autoridades de nuestro pueblo, sobre todo porque sus fines pretendían “la promoción de la mujer a través de los ejercicios espirituales, hogares para jóvenes recuperadas socialmente, catequesis y los colegios”].   

                                                                             (Publicado en Aires Chinatos, 3ª etapa, Número 55, Octubre-diciembre 2022, pp. 25-26).