FRAY ALONSO FERNÁNDEZ (1572-1633)
Prolífico historiador extremeño
De entre los personajes ilustres de Malpartida de Plasencia en el pasado, brilla intensa la estela de Alonso Hernández o Fernández, historiador religioso, cuya vida transcurre en el tiempo postridentino y toca los reinados de los Felipes II, III y IV, en el último tercio del siglo XVI y las tres primeras décadas del XVII. Debió de nacer a finales de agosto de 1572 pues fue bautizado el 1 de septiembre, según consta en la partida de bautismo del Archivo Parroquial. Sus padres fueron Diego Hernández y Catalina Martín. Alonso aprendió las primeras letras en el lugar y con catorce años vistió el hábito dominico en el convento de San Vicente Ferrer de Plasencia, recinto que se convertiría en el centro docente más importante de toda la provincia de Extremadura. Dicha casa había sido fundada en tiempos del obispo cardenal Juan de Carvajal (¿1909?-1469), quien también mandó construir el Puente del Cardenal sobre el río Tajo.
Residió fray Alonso en los conventos dominicos de Atocha y San Pedro Mártir, de Toledo, donde trabó amistad con Lope de Vega. Esta relación originaría la réplica y los mandobles verbales a Cervantes por parte del religioso en la defensa del Fénix de los Ingenios, frente a las alusiones algo despectivas del Manco de Lepanto hacia el creador de la comedia nacional española del Siglo de Oro. El desagravio se habría materializado en la publicación de la segunda parte apócrifa del Quijote o Quijote de Avellaneda (Tarragona, 1614), ello dando por sentado que el tal Fernández de Avellaneda hubiera sido el chinato Alonso Fernández, identidad y autoría no probadas hasta la fecha, al igual que sucede con las atribuciones a otros varios pretendidos escritores.
Fray Alonso compatibilizó la tarea de historiador religioso con la de predicador, en la que brilló con elegante elocuencia. Dirigió muchos conventos a lo largo de su vida, y siendo prior en Tábara (Zamora) frecuentaba la ciudad de Salamanca, donde residía en el convento de San Esteban, y desde allí visitaba el terruño chinato. Prueba de que no perdió el contacto con la patria chica es que en 1613 fue comisionado por acuerdo del Concejo para realizar unas gestiones en Madrid, las cuales llevó a cabo en 1614 acompañado de otros vecinos. El prestigio en la oratoria sacra lo elevó a Predicador General de su orden, según consta en las Actas del Capítulo General de Lisboa de 1618. Santa Cruz de las Carboneras (Cuenca), San Blas (Cifuentes, Guadalajara), Santo Domingo de Guzmán (Cáceres), San Vicente Ferrer (Plasencia), fueron conventos en que ejerció el priorato. En el último citado falleció, probablemente en 1633, dado que la Congregación (o capítulo) de Benavente, en abril de 1633, da así la noticia de su muerte: “In conventu S. Vicentii Placentino, Fr. Ildephonsus Fernandez praedicator Generalis et Prior Conventus”.
De entre los personajes ilustres de Malpartida de Plasencia en el pasado, brilla intensa la estela de Alonso Hernández o Fernández, historiador religioso, cuya vida transcurre en el tiempo postridentino y toca los reinados de los Felipes II, III y IV, en el último tercio del siglo XVI y las tres primeras décadas del XVII. Debió de nacer a finales de agosto de 1572 pues fue bautizado el 1 de septiembre, según consta en la partida de bautismo del Archivo Parroquial. Sus padres fueron Diego Hernández y Catalina Martín. Alonso aprendió las primeras letras en el lugar y con catorce años vistió el hábito dominico en el convento de San Vicente Ferrer de Plasencia, recinto que se convertiría en el centro docente más importante de toda la provincia de Extremadura. Dicha casa había sido fundada en tiempos del obispo cardenal Juan de Carvajal (¿1909?-1469), quien también mandó construir el Puente del Cardenal sobre el río Tajo.
Residió fray Alonso en los conventos dominicos de Atocha y San Pedro Mártir, de Toledo, donde trabó amistad con Lope de Vega. Esta relación originaría la réplica y los mandobles verbales a Cervantes por parte del religioso en la defensa del Fénix de los Ingenios, frente a las alusiones algo despectivas del Manco de Lepanto hacia el creador de la comedia nacional española del Siglo de Oro. El desagravio se habría materializado en la publicación de la segunda parte apócrifa del Quijote o Quijote de Avellaneda (Tarragona, 1614), ello dando por sentado que el tal Fernández de Avellaneda hubiera sido el chinato Alonso Fernández, identidad y autoría no probadas hasta la fecha, al igual que sucede con las atribuciones a otros varios pretendidos escritores.
Fray Alonso compatibilizó la tarea de historiador religioso con la de predicador, en la que brilló con elegante elocuencia. Dirigió muchos conventos a lo largo de su vida, y siendo prior en Tábara (Zamora) frecuentaba la ciudad de Salamanca, donde residía en el convento de San Esteban, y desde allí visitaba el terruño chinato. Prueba de que no perdió el contacto con la patria chica es que en 1613 fue comisionado por acuerdo del Concejo para realizar unas gestiones en Madrid, las cuales llevó a cabo en 1614 acompañado de otros vecinos. El prestigio en la oratoria sacra lo elevó a Predicador General de su orden, según consta en las Actas del Capítulo General de Lisboa de 1618. Santa Cruz de las Carboneras (Cuenca), San Blas (Cifuentes, Guadalajara), Santo Domingo de Guzmán (Cáceres), San Vicente Ferrer (Plasencia), fueron conventos en que ejerció el priorato. En el último citado falleció, probablemente en 1633, dado que la Congregación (o capítulo) de Benavente, en abril de 1633, da así la noticia de su muerte: “In conventu S. Vicentii Placentino, Fr. Ildephonsus Fernandez praedicator Generalis et Prior Conventus”.
Sobresalió este renombrado chinato en el campo de las
letras, en el que es considerado escritor castizo de ágil y elegante pluma. Autor
prolífico, de sus obras los estudiosos destacan Historia y anales del obispado y la ciudad de Plasencia (1627), que
la autoridad de Nicolás Pérez y Díaz cataloga “como la mejor obra de Fray
Alonso”, destacando que “es este libro
uno de los más curiosos y notables que cuenta la historia de Extremadura.
Testigo su autor de muy principales sucesos, los narra con gran lisura”.
Considera el citado periodista, escritor y cronista, que los anales del religioso
se erigen en el mejor libro de los que se conocen sobre la historia de
Plasencia, y que “Fray Alonso Fernández merece un puesto de honor entre los
escritores extremeños”.
Como era de esperar, el historiador chinato da cabida en
los anales a su terruño, esto es, la aldea natal de Malpartida de Plasencia, a
la cual consagra el capítulo XX del
libro II, aparte otras múltiples referencias tangenciales. Personajes
ilustres como el Licenciado Francisco de Malpartida (“gobernador destos reinos
por los Reyes Católicos”) y otros destacados paisanos; sucesos locales;
noticias sobre población, impuestos, “propios”, aldeas, sexmos, ermitas y
advocaciones, etc., encuentran cabida en las páginas del prolífico historiador
malpartideño. En justa correspondencia, el pueblo donde nació le tiene dedicada
calle y colegio público de enseñanza primaria.
Fray Alonso Fernández, como apuntaba más arriba, es autor
de una obra extensa, abundante, fundamentalmente de orientación religiosa y con
títulos larguísimos que sustraigo al lector para no resultar enfadoso. No
obstante, sí cabe insistir en la cumbre salida de la pluma de este afamado
orador dominico e historiador destacado en Extremadura, sobre todo para dejar
constancia de una edición singular de la misma: la facsimilar de la prínceps de
Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia (1627), con estudio
preliminar de Dionisio Clemente Fernández. Se debe al Ayuntamiento de Malpartida de
Plasencia, la Diputación de Cáceres y Caja Extremadura. (Cáceres, Cicon
Ediciones S.L., 2006). Un trabajo primoroso y joya de coleccionistas. La
introducción de Clemente Fernández constituye una útil y excelente guía para
acceder a la vida y a la obra de Fray Alonso Fernández, quizá el más ilustre de
los chinatos a lo largo de la historia de esta localidad del norte de Extremadura.
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