lunes, 15 de abril de 2024

TELESFORO DÍAZ MAROTO (y 2)


TELESFORO DÍAZ MAROTO (1842-1919), y II*

 

                                   

La primera parte de este trabajo nos dejaba a Telesforo Díaz Maroto a principios de la última década del siglo XIX, en la que sería elegido alcalde para el primero de sus mandatos. Recordemos: nacido en Villa de don Fadrique (Toledo), este manchego, vendedor ambulante en sus años mozos, casó con una joven de Malpartida de Plasencia -Sandalia González Silva-, se integró plenamente en el pueblo chinato, aprendió el oficio de albañil, fue maestro de obras y contratista, realizó importantes construcciones tanto públicas como privadas dentro y fuera del lugar y se convirtió en el tronco de un árbol familiar cuyas abundantes y frondosas ramas proliferarían a lo largo del siglo pasado.

Chinato

Díaz Maroto, “se hizo chinato enseguida” y, como tal, estuvo desde el principio implicado en los asuntos importantes del pueblo, entre ellos los relativos a la escuela y a la educación. Así, por ejemplo,  en junio de 1892 fue nombrado vocal de la Junta Local de Instrucción Primaria “en concepto de padres de familia”; y unos años después, estaba en la comisión organizadora de la fiesta escolar, celebrada el 30 de septiembre de 1908, junto a Manuela Márquez, la “Gallega”, Máximo Maíllo, y José Canelo, el “Pintol”, cuñado suyo, ya que las mujeres de ambos, María “la Portela” y Sandalia, eran hermanas.

Comisionado por el Ayuntamiento para asuntos institucionales, como ya había hecho en los años ochenta, en 1893 y en 1903, gestionó en organismos oficiales la construcción de la carretera de Plasencia, de la que, en la parte chinata, fue contratista y encargado de las obras. A Maroto  se debe también un pozo al lado de la carretera, a unos 3 km del pueblo, subiendo hacia la “Llanada de los Molineros”,  que sigue en uso  y se ha denominado siempre “Fuente de los Tres Árboles”.

Telesforo Díaz Maroto vivió, como protagonista destacado, el crecimiento urbanístico de Malpartida de Plasencia participando en la construcción de viviendas y otros inmuebles, unos de titularidad municipal y otros particulares. El pueblo se extendió entonces hacia el sur y, sobre todo, hacia el suroeste: los terrenos delimitados por la Fuente Vieja y las actuales calle Escuelas, Felipe Tomé y Felipe Trigo (“donde solo había huertos”, nos decía una voz anónima), configuraron un espacio muy querido por Díaz Maroto; y también estaba la zona del Ejido Chico, en el entorno de la ermita de San Gregorio, cuyos solares eran vendidos por el Ayuntamiento a los vecinos para construir casas familiares.

Maroto, afrontó como alcalde la gestión del hospital o asilo de los pobres y del Corral de Concejo, el primero por ruinoso y el segundo porque ya no se utilizaba para la acogida de ganados y, además, había devenido en un estercolero. El Corral de Concejo fue vendido para construir casas, las cuales se levantaron formando un amplio espacio, con un gran pozo en el centro, que ha llegado hasta nuestros días como “el Corralón”. Trasladadas ambas entidades al Ejido Chico, allí permanecieron hasta los primeros años cincuenta del siglo pasado, en que la llamada “casa de los pobres u hospitalillo” fue eliminada definitivamente; y el nuevo corral de Concejo se ubicó al final del Ejido Grande, por el Este, en 1952.  Hoy es un almacén municipal.

A Díaz Maroto se le atribuye haber levantado el cuartel viejo de la Guardia Civil. En realidad, aquel “cuartel” funcional eran dos casas contiguas (en lo que hoy es esquina entre las calles Felipe tomé y Escuelas) construidas ad hoc a finales de 1900, comunicadas por la medianía y ofrecidas en alquiler al Ayuntamiento para alojamiento de la Benemérita por los vecinos Telesforo Díaz Maroto y Andrés Fernández Pastor. Antes de acceder a la alcaldía por segunda vez, aparece ya como propietario de la fábrica de harinas Díaz Maroto y Compañía, mencionada como obra importante en los dos testimonios citados en el primero de estos artículos, y que estaba ubicada en terrenos hoy delimitados por las calles Felipe Tomé y Felipe Trigo, es decir, solares procedentes del Corral de Concejo y huertos colindantes. La familia Maroto fue titular de dicha industria harinera hasta noviembre de 1931, en que sería  vendida por Luis Díaz González, hijo mayor de Telesforo, a Felipe Tomé Fernández

En septiembre de 1910, queda de manifiesto una vez más la reconocida autoridad de Telesforo Díaz en lo profesional cuando la corporación presidida por Teófilo Manzano Oliva lo nombró maestro de obras de la localidad.  Urgía construir dos salas en las escuelas públicas como complemento de las existentes, y, dado que ni el municipio ni el pueblo tenían arquitecto, Maroto debería elaborar, en breve plazo, el plano de la obra, formular el presupuesto y redactar el pliego general de condiciones facultativas. La edificación venía motivada porque, hacía poco, la Subsecretaría de Instrucción Pública había concedido las graduadas para la escuela elemental de niños, con tres secciones, a cargo del maestro Abelardo Martín Chamorro. El contratista local Faustino Martín Martín construyó el inmueble por importe de 3.230 pesetas.  El centro escolar se ubicaba entonces en el edificio donde hoy está el consultorio médico; allí, después de las escuelas, se establecieron el Juzgado de Paz, en la planta alta, y la centralita de teléfonos en la baja.


    

                                         (Reproducción del alzado y planta de las escuelas de 1910 en dibujos manuscritos de T.D.M.)

 

Las sucesivas fases de arreglos y reparaciones del hospital de los pobres, presente en los dos mandatos del alcalde Maroto, culminarían en octubre de 1912. También fue relevante entonces la construcción de un puente sobre el arroyo Tamujoso, que se hizo muy necesario tras las abundantes lluvias del mes de mayo. El Ayuntamiento, de donde partió la iniciativa, aportaría 1400 pesetas, e invitó a los afectados, propietarios de las fincas aledañas, a coadyuvar con otro tanto entre todos ellos.

En los meses de noviembre y diciembre se concretó una de las realizaciones más importantes para el pueblo llevadas a cabo por Telesforo Díaz Maroto: la aprobación del alumbrado público por electricidad, que contaba con un presupuesto de 3750 ptas.; se instalaría en 1913,  y el contrato con la empresa adjudicataria tendría una duración inicial de 10 años. Recayó  provisionalmente en Juan Torres Fernández, de Plasencia, en nombre de la Sociedad Anónima Electro-Hidráulica del Jerte, establecida en Madrid. La central eléctrica se ubicó al lado de la Fuente Vieja, en dirección a la cercana ermita de San Blas.

Se renovó el tejado de la escuela de niñas, que se había derrumbado (sin daños personales), y se arreglaron también algunas deficiencias en el de niños. Existentes ya las graduadas de niños, se acordó gestionar ante el Ministerio de Instrucción Pública también las graduadas para las unitarias de niñas con tres secciones, una de párvulos y dos para las niñas de 6 a 12 años. Reparaciones en el matadero municipal, limpieza de las fuentes públicas, arriendo de un campo de experimentación agrícola, etc., fueron otras de las numerosas actuaciones de la corporación presidida por él.

 

Construcciones externas más relevantes

Recordemos sus trabajos de cantero y maestro de obra en tierras de Béjar, en Baños de Montemayor, en los ferrocarriles de Portugal, etc. en los años ochenta del siglo XIX, y en los de Gandía y Alcoy a finales de los noventa. En los primeros años del siglo XX, Maroto deja otras dos muestras señeras de su quehacer profesional. Así, construyó un puente sobre el río Ambroz en Zarza de Granadilla,  cuyo presupuesto firmaba en la primavera de 1901.

 El Colegio de San Calixto

Con todo, quizá la obra más ambiciosa debida a Telesforo Díaz Maroto como contratista fue la ejecución de una fase importante del que iba a ser Colegio de San Calixto de Plasencia, destinado a albergar y educar a niños huérfanos. Las obras, continuadoras de lo construido del edificio hasta 1900, en proyecto y presupuesto del arquitecto Emilio María Rodríguez, consistían en “trabajos de albañilería, cantería, colocación de vigas de hierro y forjados de bovedillas, construcción de la armadura del tejado y terminación del depósito de aguas”. El rematante en  la subasta fue Telesforo Díaz Maroto por 364.125 pesetas. Iniciada en agosto de 1901, la obra finalizó un año después, y la recepción definitiva fue en septiembre de 1903. Problemas económicos impedirían la terminación del Colegio de San Calixto por parte del patronato responsable. Entonces, el Ministerio de la Guerra compró y concluyó el edificio para acoger la guarnición militar destinada en Plasencia. En consecuencia, este “Colegio de San Calixto” nunca funcionaría como tal, sino como centro militar denominado Cuartel y Regimiento Marqués de la Constancia. En la actualidad, es el bello y robusto  recinto universitario de la UNEX en la ciudad del Jerte. 



                                                               C. San Calixto/Marqués de la Constancia, h. 1920

Final

Telesforo Díaz Maroto se nos presenta como un hombre emprendedor, inquieto y preocupado por el bienestar de la comunidad en lo material y en lo espiritual. Es decir, se afanaba en el progreso mediante la educación y la cultura de las personas, y la mejora de los servicios públicos con la realización de obras fundamentales para el municipio sin olvidarse del bienestar individual o de las familias. Un culto laico, librepensador y autodidacto.

Telesforo Díaz Maroto fue masón y perteneció a la “Benemérita y Respetable Logia de los Hijos de la Viuda”, N.º 25, de la ciudad de Alcoy (Alicante). En ella, figura con el nombre de Demófilo, y contratista de profesión,  Grado 1 (Grande Oriente Español). También lo encontramos, junto a sus hermanos, en las adhesiones que a principios de 1907 se produjeron en España con motivo del 307 aniversario de la ejecución de Giordano Bruno; en la lista de Villa de don Fadrique, figuran entre los firmantes Cándido, Telesforo, Adrián y Sotero DÍAZ MAROTO, según recoge Los Dominicales. Semanario librepensador, en su Núm. 314, de 1-3-1907.

Telesforo Díaz Maroto, aunque de origen foráneo, fue una de las figuras señeras y pioneras en el desarrollo de Malpartida de Plasencia en el periodo comprendido en las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX. Encabezó una familia de gran relevancia y protagonismo en la localidad tanto antes de la guerra civil como durante la dictadura y último cuarto de la centuria. Por espigar los casos más notables, el hijo mayor, Luis Díaz González, fue también alcalde del lugar y juez de paz; mediano terrateniente dueño de la finca El Ternezuelo, cuyo último propietario en la familia fue el nieto mayor, Telesforo Díaz Muñoz, “Teles”, abogado, secretario del Ayuntamiento, representante del municipio en Cáceres y protagonista destacado de la memoria histórica (fue perseguido, sometido a juicios sumarísimos, condenado a muerte en tres ocasiones, conmutadas por cadena perpetua, etc.). De Telesforo Díaz Maroto se originó un entramado familiar muy amplio, con numerosas ramificaciones y parentescos en el pueblo de Malpartida de Plasencia, donde el apellido Díaz se unió a los Vivas, Fernández, García, Canelo, Ceballos, Muñoz y otros durante varias generaciones.  Este pueblo, donde proliferaron albañiles y contratistas prestigiosos en la segunda mitad del siglo XX, bien puede considerar un dignísimo precursor de ellos a Telesforo Díaz Maroto.


(*) Publicado en Aires Chinatos, Núm. 60, 3ª Etapa, Enero-Marzo 2024.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario