TELESFORO
DÍAZ MAROTO (1842-1919), y II*
La
primera parte de este trabajo nos dejaba a Telesforo Díaz Maroto a principios
de la última década del siglo XIX, en la que sería elegido alcalde para el
primero de sus mandatos. Recordemos: nacido en Villa de don Fadrique (Toledo),
este manchego, vendedor ambulante en sus años mozos, casó con una joven de
Malpartida de Plasencia -Sandalia González Silva-, se integró plenamente en el
pueblo chinato, aprendió el oficio de albañil, fue maestro de obras y
contratista, realizó importantes construcciones tanto públicas como privadas dentro
y fuera del lugar y se convirtió en el tronco de un árbol familiar cuyas
abundantes y frondosas ramas proliferarían a lo largo del siglo pasado.
Chinato
Díaz
Maroto, “se hizo chinato enseguida” y, como tal, estuvo desde el principio implicado
en los asuntos importantes del pueblo, entre ellos los relativos a la escuela y
a la educación. Así, por ejemplo, en
junio de 1892 fue nombrado vocal de la Junta Local de Instrucción Primaria “en
concepto de padres de familia”; y unos años después, estaba en la comisión
organizadora de la fiesta escolar, celebrada el 30 de septiembre de 1908, junto
a Manuela Márquez, la “Gallega”, Máximo Maíllo, y José Canelo, el “Pintol”,
cuñado suyo, ya que las mujeres de ambos, María “la Portela” y Sandalia, eran
hermanas.
Comisionado
por el Ayuntamiento para asuntos institucionales, como ya había hecho en los
años ochenta, en 1893 y en 1903, gestionó en organismos oficiales la
construcción de la carretera de Plasencia, de la que, en la parte chinata, fue
contratista y encargado de las obras. A Maroto se debe también un pozo al lado de la
carretera, a unos 3 km del pueblo, subiendo hacia la “Llanada de los Molineros”,
que sigue en uso y se ha denominado siempre “Fuente de los
Tres Árboles”.
Telesforo
Díaz Maroto vivió, como protagonista destacado, el crecimiento urbanístico de
Malpartida de Plasencia participando en la construcción de viviendas y otros
inmuebles, unos de titularidad municipal y otros particulares. El pueblo se
extendió entonces hacia el sur y, sobre todo, hacia el suroeste: los terrenos
delimitados por la Fuente Vieja y las actuales calle Escuelas, Felipe Tomé y
Felipe Trigo (“donde solo había huertos”, nos decía una voz anónima), configuraron
un espacio muy querido por Díaz Maroto; y también estaba la zona del Ejido
Chico, en el entorno de la ermita de San Gregorio, cuyos solares eran vendidos
por el Ayuntamiento a los vecinos para construir casas familiares.
Maroto,
afrontó como alcalde la gestión del hospital o asilo de los pobres y del Corral
de Concejo, el primero por ruinoso y el segundo porque ya no se utilizaba para
la acogida de ganados y, además, había devenido en un estercolero. El Corral de
Concejo fue vendido para construir casas, las cuales se levantaron formando un
amplio espacio, con un gran pozo en el centro, que ha llegado hasta nuestros
días como “el Corralón”. Trasladadas ambas entidades al Ejido Chico, allí permanecieron
hasta los primeros años cincuenta del siglo pasado, en que la llamada “casa de
los pobres u hospitalillo” fue eliminada definitivamente; y el nuevo corral de
Concejo se ubicó al final del Ejido Grande, por el Este, en 1952. Hoy es un almacén municipal.
A Díaz
Maroto se le atribuye haber levantado el cuartel viejo de la Guardia Civil. En
realidad, aquel “cuartel” funcional eran dos casas contiguas (en lo que hoy es
esquina entre las calles Felipe tomé y Escuelas) construidas ad hoc a
finales de 1900, comunicadas por la medianía y ofrecidas en alquiler al
Ayuntamiento para alojamiento de la Benemérita por los vecinos Telesforo Díaz
Maroto y Andrés Fernández Pastor. Antes de acceder a la alcaldía por segunda
vez, aparece ya como propietario de la fábrica de harinas Díaz Maroto y
Compañía, mencionada como obra importante en los dos testimonios citados en el
primero de estos artículos, y que estaba ubicada en terrenos hoy delimitados
por las calles Felipe Tomé y Felipe Trigo, es decir, solares procedentes del
Corral de Concejo y huertos colindantes. La familia Maroto fue titular de dicha
industria harinera hasta noviembre de 1931, en que sería vendida por Luis Díaz González, hijo mayor de Telesforo,
a Felipe Tomé Fernández
En septiembre de 1910, queda de manifiesto una vez más la reconocida autoridad de Telesforo Díaz en lo profesional cuando la corporación presidida por Teófilo Manzano Oliva lo nombró maestro de obras de la localidad. Urgía construir dos salas en las escuelas públicas como complemento de las existentes, y, dado que ni el municipio ni el pueblo tenían arquitecto, Maroto debería elaborar, en breve plazo, el plano de la obra, formular el presupuesto y redactar el pliego general de condiciones facultativas. La edificación venía motivada porque, hacía poco, la Subsecretaría de Instrucción Pública había concedido las graduadas para la escuela elemental de niños, con tres secciones, a cargo del maestro Abelardo Martín Chamorro. El contratista local Faustino Martín Martín construyó el inmueble por importe de 3.230 pesetas. El centro escolar se ubicaba entonces en el edificio donde hoy está el consultorio médico; allí, después de las escuelas, se establecieron el Juzgado de Paz, en la planta alta, y la centralita de teléfonos en la baja.
(Reproducción
del alzado y planta de las escuelas de 1910 en dibujos manuscritos de T.D.M.)
Las
sucesivas fases de arreglos y reparaciones del hospital de los pobres, presente
en los dos mandatos del alcalde Maroto, culminarían en octubre de 1912. También
fue relevante entonces la construcción de un puente sobre el arroyo Tamujoso,
que se hizo muy necesario tras las abundantes lluvias del mes de mayo. El
Ayuntamiento, de donde partió la iniciativa, aportaría 1400 pesetas, e invitó a
los afectados, propietarios de las fincas aledañas, a coadyuvar con otro tanto
entre todos ellos.
En los
meses de noviembre y diciembre se concretó una de las realizaciones más
importantes para el pueblo llevadas a cabo por Telesforo Díaz Maroto: la
aprobación del alumbrado público por electricidad, que contaba con un
presupuesto de 3750 ptas.; se instalaría en 1913, y el contrato con la empresa adjudicataria
tendría una duración inicial de 10 años. Recayó
provisionalmente en Juan Torres Fernández, de Plasencia, en nombre de la
Sociedad Anónima Electro-Hidráulica del Jerte, establecida en Madrid. La central
eléctrica se ubicó al lado de la Fuente Vieja, en dirección a la cercana ermita
de San Blas.
Se renovó
el tejado de la escuela de niñas, que se había derrumbado (sin daños
personales), y se arreglaron también algunas deficiencias en el de niños.
Existentes ya las graduadas de niños, se acordó gestionar ante el Ministerio de
Instrucción Pública también las graduadas para las unitarias de niñas con tres
secciones, una de párvulos y dos para las niñas de 6 a 12 años. Reparaciones en
el matadero municipal, limpieza de las fuentes públicas, arriendo de un campo
de experimentación agrícola, etc., fueron otras de las numerosas actuaciones de
la corporación presidida por él.
Construcciones externas más
relevantes
Recordemos
sus trabajos de cantero y maestro de obra en tierras de Béjar, en Baños de
Montemayor, en los ferrocarriles de Portugal, etc. en los años ochenta del
siglo XIX, y en los de Gandía y Alcoy a finales de los noventa. En los primeros
años del siglo XX, Maroto
deja otras dos muestras señeras de su quehacer profesional. Así, construyó un
puente sobre el río Ambroz en Zarza de Granadilla, cuyo presupuesto firmaba en la primavera de
1901.
El Colegio de San Calixto
Con todo, quizá la obra más ambiciosa debida a Telesforo Díaz Maroto como contratista fue la ejecución de una fase importante del que iba a ser Colegio de San Calixto de Plasencia, destinado a albergar y educar a niños huérfanos. Las obras, continuadoras de lo construido del edificio hasta 1900, en proyecto y presupuesto del arquitecto Emilio María Rodríguez, consistían en “trabajos de albañilería, cantería, colocación de vigas de hierro y forjados de bovedillas, construcción de la armadura del tejado y terminación del depósito de aguas”. El rematante en la subasta fue Telesforo Díaz Maroto por 364.125 pesetas. Iniciada en agosto de 1901, la obra finalizó un año después, y la recepción definitiva fue en septiembre de 1903. Problemas económicos impedirían la terminación del Colegio de San Calixto por parte del patronato responsable. Entonces, el Ministerio de la Guerra compró y concluyó el edificio para acoger la guarnición militar destinada en Plasencia. En consecuencia, este “Colegio de San Calixto” nunca funcionaría como tal, sino como centro militar denominado Cuartel y Regimiento Marqués de la Constancia. En la actualidad, es el bello y robusto recinto universitario de la UNEX en la ciudad del Jerte.
C. San Calixto/Marqués de la Constancia, h. 1920
Final
Telesforo
Díaz Maroto se nos presenta como un hombre emprendedor, inquieto y preocupado
por el bienestar de la comunidad en lo material y en lo espiritual. Es decir,
se afanaba en el progreso mediante la educación y la cultura de las personas, y
la mejora de los servicios públicos con la realización de obras fundamentales
para el municipio sin olvidarse del bienestar individual o de las familias. Un
culto laico, librepensador y autodidacto.
Telesforo
Díaz Maroto fue masón y perteneció a la “Benemérita y Respetable Logia de los
Hijos de la Viuda”, N.º 25, de la ciudad de Alcoy (Alicante). En ella, figura
con el nombre de Demófilo, y contratista de profesión, Grado 1 (Grande Oriente Español). También lo encontramos, junto a sus hermanos, en las
adhesiones que a principios de 1907 se produjeron en España con motivo del 307
aniversario de la ejecución de Giordano Bruno; en la lista de Villa de don
Fadrique, figuran entre los firmantes Cándido, Telesforo, Adrián y Sotero DÍAZ
MAROTO, según recoge Los Dominicales. Semanario librepensador, en su
Núm. 314, de 1-3-1907.
Telesforo
Díaz Maroto, aunque de origen foráneo, fue una de las figuras señeras y
pioneras en el desarrollo de Malpartida de Plasencia en el periodo comprendido
en las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX. Encabezó
una familia de gran relevancia y protagonismo en la localidad tanto antes de la
guerra civil como durante la dictadura y último cuarto de la centuria. Por
espigar los casos más notables, el hijo mayor, Luis Díaz González, fue también
alcalde del lugar y juez de paz; mediano terrateniente dueño de la finca El
Ternezuelo, cuyo último propietario en la familia fue el nieto mayor, Telesforo
Díaz Muñoz, “Teles”, abogado, secretario del Ayuntamiento, representante del
municipio en Cáceres y protagonista destacado de la memoria histórica (fue
perseguido, sometido a juicios sumarísimos, condenado a muerte en tres
ocasiones, conmutadas por cadena perpetua, etc.). De Telesforo Díaz Maroto se
originó un entramado familiar muy amplio, con numerosas ramificaciones y
parentescos en el pueblo de Malpartida de Plasencia, donde el apellido Díaz se
unió a los Vivas, Fernández, García, Canelo, Ceballos, Muñoz y otros durante
varias generaciones. Este pueblo, donde
proliferaron albañiles y contratistas prestigiosos en la segunda mitad del
siglo XX, bien puede considerar un dignísimo precursor de ellos a Telesforo
Díaz Maroto.
(*) Publicado en Aires Chinatos, Núm. 60, 3ª Etapa, Enero-Marzo 2024.
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