Un árbol de historias
Pasión de teatro
(Malpartida de Plasencia, años veinte)*
Florentino
Rodríguez Oliva
Cronista oficial
Me ocupaba hace unos años, en Aires Chinatos, de la fecunda actividad
teatral de los felices años veinte en nuestro pueblo, de cuyos éxitos y
aventuras daba buena noticia El Gladiador. Según las crónicas, reseñas y
otros testimonios de aquellas páginas, había representaciones en todas las
épocas del año, tanto de producción autóctona de aficionados como de compañías
profesionales foráneas, en algunas de las cuales figuraban actrices y galanes
de renombre a nivel nacional. Por lo que se refiere al elenco local, este
abarcaba a pequeños y a mayores, y las funciones se llevaban a cabo los
domingos y días de fiesta como Pascua de Resurrección, Ferias, Epifanía,
Inmaculada, Navidad, San Blas, San Fulgencio, la Ascensión, San Pedro,
Santiago, etc. Las infantiles, a cargo de escolares, solían estar comandadas
por el párroco con la colaboración de alguna maestra. El escenario más
frecuente era el del Salón Alegría, pero el arte de Talía pisó también las
tablas del salón Moderno y las baldosas del salón parroquial para los cuadros
interpretados por los niños. De aquel copioso contingente de artistas
dramáticos me ocupo hoy con el fin de reunir sus nombres en estas líneas,
completando así la mirada sobre el quehacer teatral chinato en el primer tercio
del siglo pasado.
A la rica cosecha infantil, escolar y juvenil ha de
añadirse, en el terreno de los adultos, una larga relación de obras, actrices y
actores; todo lo cual denota una llamativa efervescencia del hecho teatral en los
años anteriores a la República. El
esquema de las funciones era siempre el mismo: un drama (obra mayor) y un
sainete (o juguete cómico), y las veladas proliferaron, de manera especial, en
el periodo 1927-1929; o al menos así se deduce de las noticias y reseñas del
periódico local.
Sin agotar el repertorio de piezas llevadas al escenario,
encontramos los siguientes dramas u “obras mayores”: El soldado de San
Marcial, La vuelta del veterano, El idiota, Los sargentos, Mal año de lobos,
Marianela, Malvaloca, Más fuerte que el amor. Entre las obras cortas
(sainetes, juguetes cómicos) aparecen Por peteneras, Los rancheros. El
asistente del coronel, Crimen misterioso, La afición, Retortijones.
El Gladiador
cubrió con gran detalle la información teatral de aquellos años haciéndose eco de
los debuts exitosos de artistas noveles, de las interpretaciones brillantes, de
las carencias de alguna obra y de las anécdotas. Así, la consagración del joven
Vicente Manzano (“actorazo que bordó su papel a la perfección”) ocurrió en el
día de la Ascensión de 1928 en el Salón Alegría, compartiendo reparto con
Carmen Pereira (“superior”) y con Jeremías Martínez (“muy bien, pero abusó de
la morcilla”), cuando pusieron en escena El idiota y El asistente del
coronel; con ellos actuaban aquella noche Tomasa Martínez, Narcisa Mellado,
Fausto Pérez, Celestino García y otros con fama de actores ya consagrados en el
pueblo. Unos meses antes, el día de Reyes, Pedro Canelo, en el papel estelar
del drama El soldado de san Marcial, había alcanzado tal verismo que
hizo brotar lágrimas entre el público. Cómo silenciar la pericia de las
actrices Tomasa Martínez, Venancia González y María García, quienes, en la
función de la feria de junio (Mal año de lobos y La afición),
recibieron los respectivos papeles solo un día antes de la representación, lo
cual, parafraseando al clásico, supuso que “en horas veinticuatro / pasara de los
papeles al teatro”. Tampoco faltaron situaciones embarazosas e hilarantes al
mismo tiempo, como cuando a Eduardo Maíllo, en el papel de juez del sainete Crimen
misterioso, se le cayó la perilla postiza a punto de terminar su
intervención escénica. Gajes de la farándula.
En definitiva, aquellas luchadoras páginas quincenales
fueron un testigo privilegiado de la inquietud del pueblo de Malpartida de
Plasencia por el teatro como vehículo de cultura, diversión y aprovechamiento.
Así lo reconocen los redactores cuando en enero de 1928, tras felicitar a los
responsables de una brillante representación, los anima a “que sigan amenizando
a la vez que instruyendo al pueblo con sus grandes veladas”.
Recogida la nómina de niñas y jovencitas, también
recopilamos los nombres de muchachillos, mozas y mozos, hombres y mujeres,
escritos en El Gladiador por sus aficiones interpretativas. Ellas
(varias ya citadas): Tomasa Martínez, Venancia González, Asunción Sáez, Carmen
Pereira, Julia Tomé, Jacinta Díaz, Emilia Pereira, Catalina Canelo, Narcisa
Mellado, Ana María Mateos, Asunción Rubio… Ellos (algunos ya nombrados):
Manuel Sanz, Carlos Manzano, Antonio Vivas, Vicente Fernández Reyes, Manuel
Morales, Jesús Fernández, Guillermo González, Luciano F. Pajares, Ramón
Módenes, Vicente Manzano, Pedro Canelo, Fausto Pérez, Celestino García, Juan
Fernández, Jeremías Martínez, Jacinto Fernández, Manuel, Lorenzo, Antonio y
Epifanio Fdez. Rguez., Fernando Lancho, Felipe González, Isidoro Llorente,
Narciso Canelo, Juan Jesús Casatorre, Maximiano Fernández…
Aun siendo conscientes de omisiones involuntarias, hemos
de reconocer que las relaciones precedentes y lo que ellas significan nos
impresionan. En un tiempo en que los atractivos para la diversión eran escasos,
encontrarse con las musas de la literatura dramática en los austeros salones
Alegría, Moderno y Parroquial, dice mucho en favor de aquellos antepasados
nuestros. Como apuntaba en el artículo aludido al principio, a la voraz
producción teatral autóctona y aficionada se añadían, además, las actuaciones
de compañías profesionales venidas de fuera. La de Luis Moreno Carreras y
Margarita Carrasco, durante una semana (del 11 al 16) de diciembre de 1928,
puso en escena cinco dramas y tres sainetes. Por las ferias de junio de 1929,
en el Salón Alegría, la compañía Lemos-Vela llevó al escenario seis dramas y
varios entremeses. La troupe Cueto-Salazar, a cuya cabeza estaba Carlos Cueto,
ya conocido en la localidad, arrendó el Alegría para dar varias funciones en la
feria de 1930. En diciembre del mismo año sería la de Agustín González, actor y
director natural de Malpartida, cuyos componentes representaron varias obras
con gran éxito.
Quede aquí el testimonio de reconocimiento y admiración
hacia las gentes chinatas de hace casi un siglo que vibraron con el arte
dramático, unas sobre el escenario y otras desde los asientos del público; unas
veces, con las actuaciones de artistas locales aficionados y otras con las
compañías profesionales que llegaban de fuera. Pero siempre con la pasión por
el teatro.
_______* Publicado en El Periódico de Malpartida de Plasencia, enero 2020
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