Hace poco más de dos semanas nos dejó un hombre bueno, una persona entrañable, un ciudadano ejemplar de los que no tienen reparo en dedicar su tiempo a los demás, es decir, a las causas solidarias. Se llamaba Ricardo Fernández Jiménez, estaba jubilado y junto a su esposa vivía en nuestro pueblo desde hace algunos años. Era uno más de nosotros, los chinatos. A través de la asociación "Amigos en Marcha", ejercía la solidaridad altruista con los necesitados de acá y de allá, sobre todo en el Tercer Mundo. En nuestro pueblo, a través de un taller de carpintería, desde 2014 ayudaba a los jóvenes parados a adquirir recursos profesionales para acceder al mundo laboral. Hemos tenido ocasión de admirar en más de una ocasión los trabajos salidos de tales actividades en las exposiciones de las ferias en la Casa de la Cultura "Maestra Josefa Canales".
Acompañando al señor alcalde, Raúl Barrado, y a Javier Fernández, que durante siete meses compartió taller con Ricardo, el cronista visitó la Guardería Infantil Municipal, y allí entregamos, como recuerdo y homenaje, cuatro caballitos-balancines de madera para los niños. Uno de ellos respondía a una de las últimas obras del maestro Ricardo. Descanse en paz.
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