El pasado 1 de mayo, con motivo de la fiesta del trabajo, la agrupación local del Partido Socialista rindió homenaje y reconocimiento a los militantes que llevaban más de tres décadas afiliados, entre los que había algunos que habían desempeñado el cargo de alcalde en la democracia. Por acuerdo de la organización, el cronista evocó la figura de Eladio Canelo Fernández, miembro que fue de la corporación en los años de la Segunda República y que, ejerciendo la función de alcalde accidental, fue detenido, encarcelado, sometido a consejo de guerra y fusilado por el poder militar de los sublevados.
ELADIO CANELO FERNÁNDEZ (1888-1936)
La peripecia vital de Eladio Canelo Fernández, concejal de Malpartida de Plasencia en los años de la Segunda República, nos revela uno más de los numerosos casos injustos y vergonzantes provocados por la Guerra Civil de 1936-1939. Eladio, una vez muerto, dejó de existir también para la colectividad a la que pertenecía, sobre todo para las instituciones públicas de las que había formado parte tras unas elecciones democráticas. El silencio, impuesto o adoptado con sumisión en el régimen de los sublevados y luego vencedores, cuya larga mano aplastaba cualquier disidencia o desvío de las directrices emanadas de los “años triunfales”, tejería implacable los caminos del olvido y de la desmemoria. Por ello muchos ciudadanos no solo desaparecieron fusilados o asesinados en sacas infames, sino que pasaron al estado de los que nunca existieron; salvo para los deudos, familiares y allegados, que mantuvieron viva la llama del recuerdo y la memoria de los lazos irrompibles de la sangre. Al igual que otros sucesos de los tiempos de la guerra, me llegaron informaciones sobre Eladio Canelo en el ámbito familiar, en charlas junto a la lumbre. Me contaba mi madre que a tío Eladio lo fusilaron en Plasencia cuando era alcalde del pueblo y que lo trajeron a enterrar en la camioneta del Ayuntamiento.
Eladio Álvaro Canelo Fernández nació en Malpartida de Plasencia, el 18 de febrero de 1888, en el barrio del Ejido (Chico). Era hijo de Eladio Canelo García, labrador, y de Lucía Fernández Rodríguez. Los primeros años variarían poco en vivencias con respecto a sus coetáneos: primeras letras en la escuela local y a temprana edad a las tareas del campo. Mocedad, deberes con el rey (la milicia), noviazgo. A los 24 años, contrajo matrimonio con Hipólita Cerro Almendral, de 20 años, el 6 de octubre de 1912. Ella era hija de Abdón Cerro y de Tomasa Almendral. Eladio e Hipólita tuvieron cinco hijos: Isabel, Carmen, Eusebia, Ramón y Eusebio Canelo Cerro: Todos ellos eran menores de edad cuando muere su padre en diciembre de 1936, a la edad de 48 años, cuando truncaron su existencia, y habiendo compartido 24 años de vida con su esposa.
La vida pública/municipal de Eladio Canelo (Antecedentes inmediatos)
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 determinaron el advenimiento de la Segunda República Española. Eladio Canelo Fernández resultó elegido concejal y formó parte de la primera corporación republicana de Malpartida de Plasencia.La proclamación de la República en Malpartida tuvo lugar el día 15 de abril, y el evento es relatado por Pedro Mirón, un mes después, en el periódico local El Gladiador (15/5/1931, p.3). Por él sabemos que llevaba la bandera tricolor Manuel Mateos a la cabeza de una nutrida manifestación por las principales calles del pueblo; la comitiva había salido del domicilio de Gregorio Oliva Barrado, presidente del Comité Republicano. Entre cánticos y vítores a la República y a la Unión Chinata, ganadora de las municipales, la marcha culminó en el Ayuntamiento, donde se izó la enseña tricolor. Desde el balcón del Consistorio, el joven Marcelo Fernández Sayans dirigió unas palabras “a la muchedumbre congregada” (en la plaza) que seguía con sus vivas y proclamas. Fernández Sayans habló de “la nueva aurora que alumbraría el nuevo día de la nueva España que empezaba a florecer”, y que la República anunciaba una sociedad más humana y justa. Así era el clima de euforia aquellos días para muchos chinatos.
En sesión extraordinaria del día 17 de abril de 1931, Gregorio Oliva, como presidente del Comité Republicano, le pidió al alcalde, Felipe Tomé, entregara la alcaldía y los demás cargos del Ayuntamiento. Hecho lo cual, se procedió a la votación de la que salió como alcalde Gregorio Oliva Fernández; de tenientes de alcalde y regidor síndico salieron, respectivamente, Miguel Romero Almendral (1), Lucio Muñoz Tejeda (2) y Vicente Manzano Oliva (rs). Así quedaba constituida la Corporación municipal chinata salida de las elecciones de abril de 1931, en la que se hallaba Eladio Canelo Fernández, quedó integrado en la comisión de Beneficencia.
A partir de aquí, las actas de los plenos testimonian intervenciones y propuestas de Eladio Canelo en asuntos diversos. Por ejemplo: el 19 de mayo de 1931, Eladio Canelo propuso la destitución de don Aurelio Ceballos Molero, veterinario, en su cargo de Inspector de Carnes, Higiene y Sanidad Pecuaria, sin que se expliciten razones o motivos para dicha petición. El alcalde respondería que de momento no procedía tomar esa decisión. Un par de semanas después, Aurelio Ceballos dimitía de tales cargos municipales por residir en Plasencia. La vacante sería ocupada por Marcial Carlos Font, personaje relevante de la historia de este pueblo (fundador del Sindicato Agrícola San Isidro, alcalde), y consuegro de Eladio Canelo cuando éste ya había muerto.
Por estas fechas se había producido un hecho histórico de gran trascendencia para la vida política de Malpartida. Así, el uno de junio (1931) se había constituido la Agrupación Socialista de Malpartida de Plasencia, según el acta fundacional en la que figuran 14 militantes, entre los que no se halla Eladio Canelo, quien más adelante sería el “jefe de la casa del pueblo”.
El 23 de julio hubo en la alcaldía por renuncia de Gregorio Oliva Barrado, primer alcalde la de República. La presidencia del concejo recayó en Miguel Romero Almendral que entonces es militante socialista y uno de los fundadores de la agrupación local del partido de Pablo Iglesias. Eladio Canelo es elegido primer teniente de alcalde. Unos meses después, debieron discurrir revueltas las aguas de la Corporación chinata en el verano de 1932. Así, como resultado de la inspección de cuentas a que había sido sometido el Ayuntamiento, y a propuesta del concejal y primer teniente de alcalde Eladio Canelo Fernández, se celebró pleno extraordinario el 13 de agosto de 1932, secreto y con ausencia del señor alcalde, Miguel Romero. Se trataba de dilucidar la responsabilidad del alcalde en descubiertos dinerarios por un montante de 10.712 y 3.243 ptas. Por ocho votos a favor y sin ninguno en contra, se decidió que el alcalde era responsable de las anomalías detectadas, y consultar al Gobernador Civil por si procedía suspender o destituir al afectado. Por todo ello, y tras las sesiones de los días 14 y 21 de agosto, se dio cuenta del escrito del Gobierno Civil según el cual procedía inhabilitar al alcalde don Miguel Romero Almendral, y, en consecuencia, también por unanimidad de los presentes, “la Corporación acuerda declarar al señor Romero incapacitado para el cargo de concejal”. Al día siguiente se eligió nuevo alcalde en la persona del socialista Teodoro Heras García, quien ocuparía el cargo hasta el 10 de septiembre de 1933
Continuó Eladio Canelo de concejal. De entre los muchos asuntos que le tocaría debatir junto al resto de ediles, hay algunos relevantes por sus connotaciones sociales. El 9 de abril de 1933 se ocupan de la adquisición de una parcela de terreno para edificar en la dehesa “El Carrascal”, en terrenos situados entre la carretera en proyecto a la estación férrea (la Mancona) y los prados colindantes; eran, sin duda, los primeros pasos para la construcción de la popular barriada de “la Cuesta” o “el Cerro”, como continuación de las edificaciones del Ejido Chico. No deja de ser llamativo el acuerdo que toma la Corporación en la sesión del 4 de junio de 1933: próxima la feria de ganado y los festejos inherentes a ella, el alcalde, al igual que había sucedido el año anterior, propuso no admitir a los gitanos en los días de la feria; lo cual habría de ponerse en conocimiento del señor gobernador civil de la provincia. La propuesta fue aprobada por unanimidad.
Le cabría a Eladio Canelo en su actuación pública participar en la gestación de una de las grandes obras del municipio durante la República: la construcción de un nuevo grupo escolar o Escuelas Graduadas, cuyas primeras gestiones se dan en este periodo. El mismo pleno de la prohibición a los gitanos salió una comisión que habría de desplazarse a Madrid para tratar de ello en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, cuyos miembros eran el concejal Santos Muñoz Canelo y el escribano Pedro Mirón García.
El año 1934 también sería relevante para Eladio Canelo. Como resultado de las elecciones, a finales de febrero quedaría constituida una nueva corporación cuyo alcalde era Daniel Mateos García; el cargo de regidor síndico lo desempeñaría Eladio Canelo Fernández, y, además, formaba parte de la comisión de Montes.
Dos asuntos sobresalen preocuparon al concejo y a os vecinos en los meses de la primera etapa del gobierno municipal presidido por Daniel Mateos. Uno, la construcción del nuevo grupo escolar, que motivó algunos desplazamientos de comisiones a Cáceres y a Madrid con el fin de agilizar las gestiones sobre tan importante obra. Con todo, la inquietud social venía provocada por el problema del campo y los pequeños labradores sin tierra o aparceros, que el día 21, en sesión extraordinaria, era abordado por la corporación. Se trataba de conocer e informar una denuncia que habían presentado varios labradores del pueblo, referente a ciertas fincas del término municipal que consideraban mal cultivadas. De acuerdo con la Ley de 11 de febrero sobre intensificación de cultivos en Extremadura, y en vista del problema de los campesinos por falta de tierras de cultivo, los labradores pedían a la corporación “se vaya a la ocupación temporal de las fincas que se denuncian”. El pleno acordó, primero, requerir informes de las asociaciones agrarias locales; y, en segundo lugar, que, en vista de la denuncia, el plan de intensificación propuesto en ella “puede llevarse a la práctica”, considerando que los labradores tenían ya presentado hacía cuarenta días oficio de huelga por la negación de los propietarios a facilitarles terrenos que barbechar para el año en curso.
Suspensión de la actividad pública de Eladio Canelo
Todos los concejales, incluido el alcalde, serían suspendidos de sus cargos el 14 de diciembre de 1934, en un pleno extraordinario presidido por Julián González Miranda, delegado del gobernador civil. Ello se debía a que, tras una inspección de un delegado del gobernador, se habían formulado varios cargos contra los ediles. No creemos que sea aventurado afirmar que la destitución debió de tener alguna relación con los problemas de la tierra y el compromiso de la corporación con los labradores. (En estos meses tuvieron lugar los intentos de ocupación de algún latifundio). La nueva corporación, en la que ya no estaba Eladio Canelo, quedó presidida por Vicente Serrano García.
Habría de transcurrir algo más de un año (1935 e inicios de 1936) hasta que lo veamos de nuevo en el concejo al lado de todos los que la integraban hasta que fueron suspendidos. Volvería, pues, a la vida pública para ser testigo de la sublevación militar y el comienzo de la Guerra civil; para participar en acontecimientos trascendentes, mostrando su compromiso democrático y fidelidad a la República; para ser,el principal testigo de su inicua muerte, por fusilamiento, a manos de quienes habían roto la legalidad constitucional nacida en abril de 1931.
Restitución
El año 1936 se inició convulso. En el pleno extraordinario de la Corporación del día 20 de febrero, tras debatir para “conocer la situación política nacional presente […]; si sería conveniente o no el poner a disposición del Excmo. Gobernador Civil de la provincia los cargos de los concejales que hoy ostentan”, se acordó comunicar a la autoridad gubernativa provincial “la dimisión colectiva de todo este ayuntamiento, por creer que con tal medida se interpreta el sentir popular”. Al día siguiente se da cumplimiento a una orden telegráfica del señor gobernador que disponía
“la reposición inmediata en sus respectivos cargos de todos los concejales de elección popular que fueron suspendidos por orden gubernativa”. Es decir, el alcalde, Daniel Mateos García; primer teniente de alcalde, Nazario Tomé Martín; segundo teniente de alcalde, Vicente Manzano Oliva, y regidor síndico, Eladio Canelo Fernández, así como el resto. de cargos y comisiones quedaron tal cual estaban constituidas dos años antes, en febrero de 1934.
Regresaba Eladio Canelo con fuerza a las funciones institucionales, y continuaban los problemas y los desencuentros a causa de las irregularidades y denuncias precedentes. En el largo plenario del 8 de marzo de 1936 se abordaron asuntos relevantes: las escuelas graduadas, las casas de los maestros, el grupo escolar para Plasencia-Empalme, la construcción del cementerio municipal. Pero también, a propuesta de Eladio Canelo, se aprobó por unanimidad reclamar al que había sido concejal, señor Romero Almendral, “las herramientas y demás que tenga en su poder de la pertenencia del municipio, así como una cantidad en metálico que retiró del ayuntamiento de Plasencia y que pertenecía a los fondos de esta corporación”. De donde se deduce que Miguel Romero Almendral, aún no había saldado las cuentas pendientes con la institución; precisamente había sido Canelo el impulsor de la inhabilitación de Romero Almendral por asuntos relacionados con detracción de fondos municipales, según hemos visto en otro lugar. Todavía el 16 de junio Canelo Fernández insiste en el asunto de la actuación económica de Romero Almendral, a quien los acontecimientos que se avecinaban debieron absolverle de tales faltas …
La presencia y actividad de de Eladio Canelo Fernández en el ayuntamiento se interrumpieron en el pleno ordinario del día 12 de julio de 1936. Es la última vez que aparece su nombre en las actas de sesiones. Las revueltas y agitadas aguas de nuestro devenir histórico se precipitan hacia una confrontación fratricida de fatales consecuencias. Fatal sería el destino de Eladio Canelo. Hasta ese momento había pertenecido a la Corporación Municipal de Malpartida de Plasencia casi cinco años, y había tenido de alcaldes a Gregorio Oliva Fernández, Miguel Romero Almendral, Teodoro Heras Mateos y Daniel Materos García. En muchas ocasiones, ejerció de alcalde accidental. Esa función desempeñaba cuando ocurrieron los trascendentes acontecimientos de julio de 1936
El final (hasta diciembre de 1936)
Para la rehabilitación histórica particular de Eladio Canelo y las circunstancias de su muerte apuntaba ya al principio que la memoria oral, con todas sus imprecisiones, me había configurado la dimensión mítica-popular y heroica del personaje. Pero el conocimiento de los hechos tal como sucedieron y las causas directas que los provocaron me llegan mediante un libro reciente: Guerra Civil y represión en el norte de Extremadura, de FERNANDO FLORES DEL MANZANO (cronista oficial de Cabezuela del Valle), de quien son deudoras las líneas que siguen.
La escasa resistencia a la sublevación de julio de 1936 en el norte extremeño contrasta, en cambio, con las numerosas muertes incontroladas en las cunetas o las ejecuciones por sentencias militares, que acabaron con la vida de varias decenas de comarcanos. De los escasos incidentes de resistencia a los sublevados que hubo en la zona, los protagonistas acabaron en la cárcel, fueron sometidos a juicios sumarísimos, condenados a muerte y ejecutados por los tribunales militares de Plasencia. Así ocurrió con Eladio Canelo.
Sucedió que en Malpartida de Plasencia el día 19 de julio por la tarde “militantes del Frente Popular formaron un grupo armado y con explosivos, que se dirigió en camioneta a Empalme, con el fin de unirse a los numerosos ferroviarios izquierdistas, con quienes planificaron la defensa de la población, […]”. A la cabeza de los chinatos iba Eladio Canelo. (Daniel Mateos, el alcalde, al parecer andaba de cosecha). En la sentencia condenatoria se lee:
“se daba como probado que Eladio Canelo Fernández, a la sazón teniente de alcalde de Malpartida de Plasencia había dirigido una partida de gente armada y equipada con explosivos, extraídos de las tiendas autorizadas de la localidad. Con ellos se dirigió a Empalme, donde se sumaron ferroviarios y socialistas placentinos fugados. […] apostados en la carretera, “la tarde del 19 de julio tirotearon a las fuerzas militares y falangistas procedentes de la ciudad del Jerte, que ocasionaron dos muertos a los republicanos y varios heridos […]”.
Eladio Canelo fue detenido y encarcelado en el Depósito Municipal o “Cárcel Vieja de Plasencia, donde ingresó junto a Pedro Mirón el 23 de julio, y allí permanecería hasta el momento del consejo de guerra a que fue sometido. En la ciudad del Jerte se había establecido un Consejo de Guerra Permanente, y en una jornada tenían lugar varios juicios sumarísimos (alrededor de media hora de duración). Eladio Canelo fue juzgado en el consejo de guerra del día 25 de octubre a las 11,30 de la mañana y condenado a muerte por ser considerado “jefe y dirigente” de la resistencia armada en Malpartida. Por rebelión o adhesión a la rebelión, pasaron también por el juicio sumarísimo otros chinatos: Eugenio Fernández Pereira y Fermín Moreno García (12 de agosto), Felipe Ibáñez Oliva (1 de septiembre), Pablo Muñoz Tejerina y Sebastián Tomé Martín (28 de septiembre) y Eloy Moreno (9 de octubre), quienes fueron condenados a 30 años de prisión. Daniel Mateos García, alcalde que era de Malpartida cuando Eladio Canelo fue detenido, pasó por el consejo de guerra, pero salió absuelto.
La ejecución
Por la descripción del cumplimiento de las sentencias que nos proporciona Flores del Manzano, podemos reconstruir con bastante fidelidad los últimos momentos de vida de Eladio Canelo Fernández. Leída que le había sido la notificación por el secretario de la causa, el día doce de diciembre de mil novecientos treinta y seis, unas horas antes de la ejecución, “entró en capilla”, es decir, fue trasladado de la celda a una habitación de la Cárcel Vieja en la que había algunos símbolos religiosos. La máxima autoridad militar de la Plaza había fijado la hora de la ejecución a las siete de la mañana, y fue leída la noche anterior en la orden del día de la retreta del Batallón. Muy temprano, fue conducido al escenario macabro de los fusilamientos: el Campo de Tiro, sito en el “Coto de Calzoncillos” (continuación de la finca de Calzones), a la izquierda de la carretera del pueblo donde vino a la vida, hacia donde Eladio dirigiría sus últimas miradas sin poderlo ver como no pudo ver aquella última alba de su vida. En presencia del secretario del tribunal, el defensor del procesado y un sacerdote, el piquete de ejecución cumplió su cometido de disparar a la orden del oficial al mando. La descarga sumió a Eladio Canelo Fernández en las tinieblas de la nada, cuando un inmenso “pez de sombra anunciaba el camino del alba…” Tras la certificación de la muerte por un médico, el cadáver de nuestro paisano no fue arrojado a las fosas (comunes) o zanjas abiertas junto a las tapias del Cementerio Civil de Plasencia, como ocurriría a muchos “ejecutados o fusilados por motivos ideológicos en la ciudad o en su término”. A petición de los familiares (y quizás por mediación de algún benefactor anónimo), Eladio Canelo Fernández fue enterrado en el cementerio de Malpartida, en un lugar digno, en un nicho del camposanto [“en el centro, parte derecha, entrando por el cementerio, número 3 desde el suelo en caja de madera forrada de negro] y no en la fosa común que condenaba al anonimato y acentuaba el olvido.
En el rastreo de huellas acerca Eladio Canelo, determinados documentos causan desazón, como es el caso. Cuando el concejal llevaba más de dos años muerto por fusilamiento en ejecución de condena y fallo de juez militar, el alcalde del pueblo, a la sazón Emilio Fernández, solicita en oficio al Juez Municipal un mandamiento judicial a favor del agente ejecutivo del Ayuntamiento para permitirle “penetrar en los diferentes domicilios deudores que al respaldo se expresan”. Se trataba, pues, de comprobar los bienes existentes en esas casas. Y en la relación del respaldo citado figura, entre otros, Eladio Canelo Fernández (Viuda). El paréntesis es terriblemente informativo: el investigado estaba muerto, pero la acción justiciera del régimen no se detenía.
Hasta aquí, muy sucinta, la aportación de este cronista a la hora de sacar a la luz y dar presencia entre sus paisanos a la persona de Eladio Canelo Fernández. Restituyendo la memoria histórica particular de este hombre que tuvo responsabilidades públicas institucionales, le rendimos sencillo homenaje en presencia de las gentes de su pueblo y de algunos de sus familiares que hoy nos acompañan.
Muchas gracias.
(Florentino Rodríguez Oliva, Malpartida de Plasencia, a 1 de mayo de 2018, en la Casa de la Cultura “Maestra Josefa Canales”).
Ellos eran Daniel Mateos García, Teodoro Heras García, Vicente Manzano Oliva, Eladio Canelo Fernández, Nazario Tomé Martín, Gregorio Oliva Barrado, Donato Pereira García y Justo Serrano García (presentes), más los que no habían asistido: Santos Muñoz Canelo, Julián Cardador Serrano, Santiago Fernández Morán y Fausto Fernández Tomé.