domingo, 5 de noviembre de 2017

Nuestros ilustres antepasados: LICENCIADO MALPARTIDA


LICENCIADO  MALPARTIDA (1440-1512)
Distinguido legislador en la Corte de los Reyes Católicos

El autor del llamado ‘Código Malpartida’ o compilación de las ‘Leyes de la Mesta’ (1499) se llamaba Francisco Sánchez, era chinato de nacencia y llevó el nombre de la patria chica como apellido más honorable. De él da noticia el historiador (Fray) Alonso Fernández (1572-1633), paisano y ascendiente familiar suyo, prior que fue del convento de San Vicente Ferrer de Plasencia (actual parador de turismo) y autor, entre otras obras, de la ‘Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia’ (1627).
Francisco (Sánchez) de Malpartida o Licenciado Malpartida nació hacia 1440 en el umbral de la modernidad, es decir, cuando alboreaban las luces del Renacimiento. Aprendió las primeras letras en la aldea natal pero los latines los cursaría en Plasencia. Algunos indicios documentales apuntan a que pudo tomar lecciones de Lógica en París. Lo cierto es que, completada la Teología, ingresó como becario en el Colegio Mayor de San Bartolomé de Anaya, en Salamanca, con el fin de estudiar Cánones y Leyes Civiles. En aquella casa, donde los «bartolomicos» recibían docencia de los profesores de la Universidad, obtuvo el grado de licenciado en Cánones, equivalente hoy a la suma de Derecho Canónico y Derecho Civil. Todavía colegial, ejerció de inquisidor en los primeros años de actuación del Tribunal del Santo Oficio en la ciudad del Tormes.
En marzo de 1491, hallándose los reyes en Sevilla con los preparativos del asedio a Granada, fue nombrado miembro del Consejo Real, órgano colegiado en el que desempeñaron una importantísima labor los juristas, letrados o «legistas», aquellos «hombres medianos» (no aristócratas ni nobles), elegidos por los reyes, procedentes casi todos de los Colegios Mayores. De San Bartolomé de Salamanca y de la Santa Cruz de Valladolid egresarían bachilleres, licenciados y doctores en Derecho, esto es, letrados, que en su mayoría ocuparon altos cargos en la administración. Entre los legistas sobresalió el Licenciado Malpartida, quien desde su nombramiento fue uno de los consejeros destacados y permaneció en el Consejo Real hasta el final del efímero reinado de Felipe el Hermoso y Juana la Loca.
Por decisión de la reina Isabel, el Consejo le encargó revisar, reformar y codificar las Ordenanzas o Leyes de la Mesta, que culminó en el Concejo de Berlanga de 1499. Tras el éxito de la compilación, el «distinguido legislador Malpartida» (en palabras de Julius Klein) llega por nombramiento real a Presidente del Honrado Concejo de la Mesta, cargo creado por los RRCC en 1500 y que se le asignaba al miembro más antiguo del Consejo Real. Otra prueba del «gran lugar que tuvo cerca de los reyes» así como de sus aptitudes, sabiduría y prudencia, fue la designación como Gobernador de los reinos de Castilla y León, en 1500, cargo que desempeñó mientras los monarcas sofocaban en Granada los primeros levantamientos moriscos.
Francisco de Malpartida tomó el estado eclesiástico en edad madura y fue confesor de la reina. Rechazó la dignidad episcopal y fue canónigo de Jaén. En la vejez se retiró a la Capellanía Mayor de los Reyes Nuevos de la Santa Iglesia de Toledo, ciudad en la que murió el 1 de julio de 1512, año de la publicación de la ‘Biblia Políglota de Alcalá’ o ‘Complutense’, e inicios de una década en que varios paisanos suyos marchaban a la conquista y a la exploración de nuevos territorios americanos. Fue inhumado en la entrada de la Capilla Real como él había dispuesto en vida, y en la sepultura figuraban las armas de los Anaya, es decir, las de su colegio de San Bartolomé, que había sido fundado en el año 1401 por don Diego de Anaya Maldonado, arzobispo de Sevilla.
Jurista, teólogo, inquisidor, miembro del Consejo Real, Presidente del Concejo de la Mesta, gobernador de los reinos de España, confesor de la Reina Católica, canónigo, capellán mayor… Tal fue la trayectoria de un hombre de extracción humilde y adornado por la virtud de la modestia. Por ello «sobresalió influyendo en la corte de doña Isabel, donde tuvo un buen nombre». O lo que es lo mismo, gozó de buena fama, concepto de capital importancia y consideración en el siglo XV.
Por voluntad propia, la buena fama ganada en su tiempo quedaría unida por los siglos a su patria chica, cuyo pabellón elevó a cimas muy altas. Al igual que Nebrija, el Brocense y otros hombres eminentes, Francisco Sánchez sintió el orgullo de ser conocido por el nombre del lugar de nacimiento, en su caso una aldea de 180 vecinos pecheros, dependiente de Plasencia en el sexmo del Campo Arañuelo: Malpartida (de Plasencia). Así fue el ilustre personaje Francisco Sánchez de Malpartida, el Licenciado Malpartida o Malpartida, sin más.
(Autor: FLORENTINO RODRÍGUEZ OLIVA. El artículo fue publicado en el diario HOY de Extremadura, el viernes, 21 julio de 2017. También lo ha recogido la publicación local de Malpartida de Plasencia, Aires Chinatos, en el número correspondiente al trimestre julio-septiembre de 2017, Nº 34, 3ª Etapa).

Nuestros ilustres antepasados: FRAY ALONSO FERNÁNDEZ

FRAY ALONSO FERNÁNDEZ (1572-1633)
Prolífico historiador extremeño

    De entre los personajes ilustres de Malpartida de Plasencia en el pasado, brilla intensa la estela de Alonso Hernández o Fernández, historiador religioso, cuya vida transcurre en el tiempo postridentino y toca los reinados de los Felipes II, III y IV, en el último tercio del siglo XVI y las tres primeras décadas del XVII. Debió de nacer a finales de agosto de 1572 pues fue bautizado el 1 de septiembre, según consta en la partida de bautismo del Archivo Parroquial. Sus padres fueron Diego Hernández y Catalina Martín. Alonso aprendió las primeras letras en el lugar y con catorce años vistió el hábito dominico en el convento de San Vicente Ferrer de Plasencia, recinto que se convertiría en el centro docente más importante de toda la provincia de Extremadura. Dicha casa había sido fundada en tiempos del obispo cardenal Juan de Carvajal (¿1909?-1469), quien también mandó construir el Puente del Cardenal sobre el río Tajo.
    Residió fray Alonso en los conventos dominicos de Atocha y San Pedro Mártir, de Toledo, donde trabó amistad con Lope de Vega. Esta relación originaría la réplica y los mandobles verbales a Cervantes por parte del religioso en la defensa del Fénix de los Ingenios, frente a las alusiones algo despectivas del Manco de Lepanto hacia el creador de la comedia nacional española del Siglo de Oro. El desagravio se habría materializado en la publicación de la segunda parte apócrifa del Quijote o Quijote de Avellaneda (Tarragona, 1614), ello dando por sentado que el tal Fernández de Avellaneda hubiera sido el chinato Alonso Fernández, identidad y autoría no probadas hasta la fecha, al igual que sucede con las atribuciones a otros varios pretendidos escritores.
Fray Alonso compatibilizó la tarea de historiador religioso con la de predicador, en la que brilló con elegante elocuencia. Dirigió muchos conventos a lo largo de su vida, y siendo prior en Tábara (Zamora) frecuentaba la ciudad de Salamanca, donde residía en el convento de San Esteban, y desde allí visitaba el terruño chinato. Prueba de que no perdió el contacto con la patria chica es que en 1613 fue comisionado por acuerdo del Concejo para realizar unas gestiones en Madrid, las cuales llevó a cabo en 1614 acompañado de otros vecinos.  El prestigio en la oratoria sacra lo elevó a Predicador General de su orden, según consta en las Actas del Capítulo General de Lisboa de 1618. Santa Cruz de las Carboneras (Cuenca), San Blas (Cifuentes, Guadalajara), Santo Domingo de Guzmán (Cáceres), San Vicente Ferrer (Plasencia), fueron conventos en que ejerció el priorato. En el último citado falleció, probablemente en 1633, dado que la Congregación (o capítulo) de Benavente, en abril de 1633, da así la noticia de su muerte: “In conventu S. Vicentii Placentino, Fr. Ildephonsus Fernandez praedicator Generalis et Prior Conventus”.
    Sobresalió este renombrado chinato en el campo de las letras, en el que es considerado escritor castizo de ágil y elegante pluma. Autor prolífico, de sus obras los estudiosos destacan Historia y anales del obispado y la ciudad de Plasencia (1627), que la autoridad de Nicolás Pérez y Díaz cataloga “como la mejor obra de Fray Alonso”, destacando  que “es este libro uno de los más curiosos y notables que cuenta la historia de Extremadura. Testigo su autor de muy principales sucesos, los narra con gran lisura”. Considera el citado periodista, escritor y cronista, que los anales del religioso se erigen en el mejor libro de los que se conocen sobre la historia de Plasencia, y que “Fray Alonso Fernández merece un puesto de honor entre los escritores extremeños”.




Como era de esperar, el historiador chinato da cabida en los anales a su terruño, esto es, la aldea natal de Malpartida de Plasencia, a la cual consagra el capítulo XX del  libro II, aparte otras múltiples referencias tangenciales. Personajes ilustres como el Licenciado Francisco de Malpartida (“gobernador destos reinos por los Reyes Católicos”) y otros destacados paisanos; sucesos locales; noticias sobre población, impuestos, “propios”, aldeas, sexmos, ermitas y advocaciones, etc., encuentran cabida en las páginas del prolífico historiador malpartideño. En justa correspondencia, el pueblo donde nació le tiene dedicada calle y colegio público de enseñanza primaria.
Fray Alonso Fernández, como apuntaba más arriba, es autor de una obra extensa, abundante, fundamentalmente de orientación religiosa y con títulos larguísimos que sustraigo al lector para no resultar enfadoso. No obstante, sí cabe insistir en la cumbre salida de la pluma de este afamado orador dominico e historiador destacado en Extremadura, sobre todo para dejar constancia de una edición singular de la misma: la facsimilar de la prínceps de Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia (1627), con estudio preliminar de Dionisio Clemente Fernández.  Se debe al Ayuntamiento de Malpartida de Plasencia, la Diputación de Cáceres y Caja Extremadura. (Cáceres, Cicon Ediciones S.L., 2006). Un trabajo primoroso y joya de coleccionistas. La introducción de Clemente Fernández constituye una útil y excelente guía para acceder a la vida y a la obra de Fray Alonso Fernández, quizá el más ilustre de los chinatos a lo largo de la historia de esta localidad  del norte de Extremadura.